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No maldición. No mentira“.

Ideas de Aplicación Metafísica para la Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana, tema:

“Adán y el hombre caído”

Del 30 de octubre al 5 de noviembre de 2023

por Christie C. Hanzlik, C.S., Boulder, CO

ccern@mac.com – 720-331-9356 – christiecs.com

Traducción libre por Rafael Ramírez autorizada por Warren Huff


INTRODUCCIÓN: TEXTO ÁUREO Y LECTURA RESPONSIVA

La Lección Bíblica de esta semana sobre “Adán y el hombre caído”, tal como yo la entiendo, ofrece ideas para responder a la pregunta: “¿Cómo superamos la creencia de que no somos lo suficientemente buenos o de que el mundo no tiene remedio?” Según mi experiencia, cada uno de nosotros debe buscar respuestas a esta pregunta. No estamos maldecidos. El mundo no está maldecido. Y la Lección Bíblica de esta semana nos ayuda a estar más seguros de esta verdad.

El Texto de áureo, o idea principal, de la Lección procede del libro de Job. En términos sencillos, la alegoría de Job explora si Job puede seguir confiando en la bondad de Dios incluso cuando su vida se desmorona y parece completamente maldita. Aunque se debate en esta cuestión durante las primeras partes del libro, al final Job busca y encuentra respuestas y confía en la bondad de Dios. El libro concluye con Job totalmente restablecido -y más- y en paz con su fe en el Bien. En la primera parte del Texto Áureo encontramos a Eliú, el joven amigo de Job, que parece actuar como la conciencia de Job, recordándole la justicia y el poder de Dios al decir: ” … Dios habla una vez, y otra vez, pero nadie se da cuenta de ello.” Eliú le está recordando a Job que Dios ya ha dejado clara Su bondad. Y luego, la segunda parte del Texto Áureo proviene de las palabras de Dios a Job, en las que Dios le recuerda la bondad infinita y se invierte la alegórica (supuesta) maldición sobre Job. Dios dice: “¿Dónde estabas tú cuando yo echaba los cimientos de la tierra […] cuando cantaban juntas las estrellas del alba, y todos los hijos de Dios gritaban de gozo?”. (Job 33: 14; 38: 4, 7 El Texto Áureo es de La Biblia de las Américas).

En la historia alegórica de Job, la supuesta maldición se invierte. En realidad, nunca hay una maldición. Este es el significado del título de este Ideas de Aplicación Metafísica: “No maldición. No mentira”.  “No cap (No gorra: No mentira)” es un argot que significa, esencialmente, “no miento”.

Tenga en cuenta que la Lente Bíblica publicada por la Christian Science Publishing Society, es especialmente útil para comprender el contexto bíblico de la lección de esta semana. Puedes encontrarla en https://sentinel.christianscience.com/issues/2023/10/125-44/adam-and-fallen-man

Tal como yo lo veo, el Texto Áureo nos recuerda que cuando nos encontramos luchando con la pregunta “¿Cómo superamos la creencia de que no somos lo suficientemente buenos o de que el mundo no se puede curar?” podemos acudir a Dios y escuchar una respuesta de consuelo y seguridad.

La Lectura Alternada continúa el tema de la bondad de la creación de Dios que se desarrolla, con pasajes del Génesis 1. Obsérvese que utilizó la expresión “creación que se desarrolla”, porque para Dios -la Mente divina- toda la creación siempre ha sido conocida, no tiene principio y siempre ha estado completa, y sin embargo, desde nuestro punto de vista -que siempre se expande- somos testigos del desenvolvimiento de la plenitud de la creación. Es crucial que no veamos la creación como un punto de partida. Nunca hubo un momento en el que el universo estuviera vacío, sin bondad ni sustancia, y entonces *puf* Dios empezó algo. No. La Mente Divina conoce y siempre ha conocido la plenitud y totalidad de la creación. Y nosotros estamos aquí para ser testigos de cómo su bondad se desarrolla ante nosotros. Génesis 1 es una descripción de cómo llegamos a ser conscientes de la creación siempre-y-ya de la Mente.

En Génesis 1, encontramos que a lo largo del desarrollo de la tierra, la luz, el agua, la tierra seca, la hierba, la hierba que da semilla, el árbol frutal que da fruto, las criaturas móviles, las aves, el ganado, las bestias y el hombre -hombre y mujer- Dios vio continuamente que la creación era buena. La Lectura responsiva dice una y otra vez: “Y vio Dios que era bueno.”  Oír repetidamente que la creación es buena nos ayuda a comprender que Dios lo dijo una vez, dos veces, tres veces y así sucesivamente.

En la Lectura Alternada leemos que:

Y vio Dios que la luz era bueno:

y vio Dios [la tierra seca] que era bueno.

Una y otra vez…

… Y vio Dios que era bueno.

… Y vio Dios que era bueno.

… Y vio Dios que era bueno.

“Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera…” (Génesis 1:1–4, 9–12, 20, 21, 24–28, 31).

Dios ha hablado, una vez, dos veces, tres veces, cuatro veces… y más. Escuchemos.


SECCIÓN 1: VER MÁS ALLÁ DEL REFLEJO DESCONCERTANTE

La primera sección comienza con las palabras de Pablo: Ahora vemos las cosas imperfectamente, como reflejos desconcertantes en un espejo, pero entonces lo veremos todo con perfecta claridad. Todo lo que sé ahora es parcial e incompleto, pero entonces lo sabré todo por completo, como Dios me conoce ahora por completo.” (1 | 1 Corintios 13:12, NLT [New Living Translation]).

Tal como yo lo entiendo, Pablo está explicando cómo una visión incompleta y parcial de la creación nos hace ver las cosas imperfectamente, como reflejos desconcertantes en un espejo. En otras palabras, a medida que crecemos en nuestro discernimiento y visión espirituales, somos capaces de ver la verdad de la realidad cada vez con mayor claridad.

No tendría sentido mirarse a través de un espejo distorsionado y fragmentado y luego preguntarse: “¿por qué está todo tan desordenado?”.  Y, sin embargo, eso es lo que estamos haciendo cuando partimos de la premisa de una visión limitada y “mortal” de la realidad, y preguntamos ¿por qué las cosas están distorsionadas y fragmentadas, y por qué no somos lo suficientemente buenos y por qué el mundo es incurable?  Pablo nos recuerda que debemos confiar en el conocimiento de una visión completa e íntegra de la Verdad, aunque al principio nos parezca desconcertante.

En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, el capítulo “Génesis” ofrece una interpretación espiritual línea por línea para ayudarnos a descubrir el significado completo del Génesis. Por ejemplo, para el versículo “Génesis 1:1. En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 24 Lo infinito no tiene principio. Esta palabra principio es empleada para significar lo único, es decir, la eterna verdad y unidad de Dios y el hombre, incluyendo el universo. El Principio creativo —la Vida, la Verdad y el Amor— es Dios. El universo refleja a Dios. No hay más que un creador y una creación. Esta creación consiste en el desarrollo de las ideas espirituales y sus identidades, las cuales están abrazadas en la Mente infinita y para siempre reflejadas. Estas ideas se extienden desde lo infinitesimal hasta lo infinito, y las ideas más elevadas son los hijos y las hijas de Dios.” (1 | 502:23–5)

Observe la explicación de Mary Baker Eddy sobre la falta de principio: “el infinito no tiene principio”. En otras palabras, la creación no tiene principio, sino que siempre ha sido conocida. Siempre ha estado completa. Está completa y se desarrolla infinitamente ante nosotros. Como ejemplo de esto, considere que cada principio de las matemáticas ya existe ahora mismo. Y, sin embargo, los matemáticos siguen descubriendo cada día más cosas sobre las matemáticas. Por tanto, aunque los principios ya existen, aún no han sido descubiertos. Del mismo modo, la perfección del universo ya existe, pero todavía la estamos descubriendo paso a paso. La oración nos permite hacer estos descubrimientos del Bien. La oración nos permite ver más allá de los reflejos desconcertantes de la mortalidad.

Nótese que Mary Baker Eddy describe la creación como el “desarrollo de las ideas espirituales y sus identidades.” Como ya se ha dicho, la creación se desarrolla continuamente. Sólo podemos verla en parte -como explica Pablo- y, sin embargo, a medida que aprendemos a ver con discernimiento espiritual, podemos ver más y más y más cosas buenas. Como ejemplo de esto, pensemos en los miles de millones de estrellas que hay en el universo y, sin embargo, siempre habrá una estrella más por descubrir. Nunca jamás conoceremos a todas las estrellas del universo. Todas son conocidas por la Mente divina y, sin embargo, para nosotros siempre habrá más y más y más y más estrellas por descubrir. De este modo, el desarrollo de la creación es eterno e infinito… nunca termina. La creación no tiene principio. Y el desarrollo no tiene fin.

Cuando partimos de la premisa de Génesis 1 -que el desarrollo de la creación es muy bueno- y razonamos a partir de ahí, nos encontraremos capaces de discernir la verdad de la realidad en la que “la Mente Divina es la única causa o Principio de la existencia”. Como explica Mary Baker Eddy: “Empezar correctamente es terminar correctamente.” (3 | 262:9–10, 29–31, 33)


SECCIÓN 2: Un enigma alegórico

Ahora que la Lección Bíblica ha establecido el fundamento de la creación como bueno y sólo bueno, introduce el “enigma” del mal y de las potencias extranjeras (3 | Ezequiel 17:2). El “enigma” del mal se explica a menudo con la alegoría de Adán y Eva en Génesis 2. En Génesis 1, Dios crea el universo, incluido el hombre, y es muy bueno. En Génesis 2, desciende una niebla y Adán y Eva son tentados por la serpiente a comer el fruto prohibido del árbol del conocimiento, que es -al menos en la alegoría- el origen del mal.

Pero la historia tiene lagunas. Por un lado, no existe la serpiente parlante. Por otro lado, Dios -la Mente omnisciente- tiene que preguntar: “¿Dónde estás?” (4 | Génesis 2:6 subía, 7, 21, 22; 5 | Génesis 3:9–13 Jehová, 16, 17), Esta versión de Dios como antropomórfico y no omnisciente es una clara indicación de lo ridículo de la historia. No es historia. Es una alegoría.

A diferencia de Génesis 1, que ofrece una descripción poética del desarrollo de la creación, Génesis 2 y 3 ofrecen un relato alegórico para describir el supuesto origen del mal. El relato de Génesis 2 y 3 es, como describió Pablo, “como reflejos desconcertantes en un espejo”, y no cuadra.  Estos dos capítulos del Génesis son notablemente diferentes. Como explica Mary Baker Eddy, “hay claras evidencias de dos documentos diferenciados en la primera parte del libro del Génesis.” (5 | Génesis 3:9–13 Jehová, 16, 17).

En Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy incluye un juego de palabras con el nombre “Adán”, que hace que la alegoría se parezca aún más a un acertijo. Explica que la palabra Adán puede dividirse en dos palabras “a” y “dam”, como una obstrucción. Explica: “Aquí una presa no es un mero juego de palabras; representa la obstrucción, el error, incluso la supuesta separación del hombre de Dios, y el obstáculo que la serpiente, el pecado, impondría entre el hombre y su creador” (8 | 338:12–15, 21–24).

Así pues, ahora tenemos la explicación alegórica del comienzo del mal, de la maldad y de la división en el mundo. Pero, como explica Mary Baker Eddy, esta explicación se refiere en realidad a una “dique” u obstrucción o error que parece impedirnos ver la verdadera naturaleza de la realidad. El mito del “dique” parece crear reflejos desconcertantes en un espejo, que nos hace sentir separados de Dios, el Bien y poco claros sobre la bondad de la realidad.


SECCIÓN 3: El Cristo-Verdad nos libera del Enigma

La tercera sección explica que, al igual que el primer hombre, A-dam, parece nublar nuestros pensamientos sobre la realidad, Cristo Jesús nos libera de las trampas del mal. Como leemos en Primera de Corintios: “Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos serán constituidos justos.” (7 | Romanos 5:19, 20, 21) Y luego en Romanos leemos: “Por cuanto una persona [A-dam] desobedeció a Dios, muchos fueron constituidos pecadores [que creían estar separados de Dios/Bien]. Pero porque otra persona [Cristo Jesús] obedeció a Dios, muchos serán hechos justos.” Y más adelante: “…cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia; para que así como el pecado reinó para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante Jesucristo, Señor nuestro.” (7 | Romanos 5:19, 20, 21).

La clara visión de la realidad de Cristo Jesús nos libera de la obstrucción y el error de A-dam y nos permite empezar a percibir la visión completa del Bien. Dios habló de la bondad infinita una vez en Génesis 1, y de nuevo a través de Cristo Jesús… ¿estamos ahora preparados para percibirla? ¿Estamos preparados para mirar más allá del mito de A-dam, ver más allá de la obstrucción y el error de una visión mortal que hace que el universo parezca reflejos desconcertantes en un espejo? Podemos ver más allá de estos “pobres modelos de pensamiento”.

Como explica Mary Baker Eddy: “En la Ciencia divina, el hombre es la imagen verdadera de Dios. La naturaleza divina fue expresada de la mejor manera en Cristo Jesús, quien proyectó sobre los mortales el reflejo más veraz de Dios y elevó sus vidas más alto de lo que sus pobres modelos-pensamiento permitían, pensamientos que presentaban al hombre como caído, enfermo, pecador y mortal.” (10 | 259:6–12)


SECCIÓN 4: Todos son dignos de amor

La cuarta sección destaca el amor puro de Cristo Jesús por todos y muestra cómo anuló todas las nociones preconcebidas sobre quién es digno de amor. Como leemos en esta sección, Cristo Jesús estaba comiendo en casa de Mateo y “muchos publicanos y pecadores, que habían venido, se sentaron juntamente a la mesa con Jesús y sus discípulos. Cuando vieron esto los fariseos, dijeron a los discípulos: ¿Por qué come vuestro Maestro con los publicanos y pecadores?”  Jesús respondió: ” Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos.” En otras palabras, Jesús estaba dispuesto a compartir la comida con quienes más lo necesitaban.  Y luego comparte la parábola del hijo pródigo. En esta parábola, el hijo menor pide su herencia antes de tiempo y luego se va de casa, malgasta su herencia con una vida salvaje, y luego -destituido y desesperado y trabajando en el más bajo de los trabajos bajos- decide volver a casa donde al menos puede comer restos de lo que sobra en los campos. Cuando vuelve a casa, encuentra a su padre (Dios) deseando que vuelva, y le da la bienvenida con un abrazo y un banquete (9 | Mateo 9:10–13).

En el contexto de la Lección de esta semana, parece que todos nos encontramos, en un momento u otro, sintiéndonos completamente indignos, solos y sin valor. Este sentimiento es terrible. Es como si estuviéramos malditos. Nada va bien. Pero es un mito, al igual que Génesis 2 es un mito. Y no necesitamos descifrar un mito; sólo necesitamos disiparlo. El mito no es cierto. Es sólo un reflejo desconcertante en el espejo de la mortalidad. A medida que despertemos a la verdad de la realidad -somos testigos del despliegue del Bien-, cada uno de nosotros descubrirá su perfección, su integridad y su valía.

En la parábola, el Padre siempre estaba dispuesto a acoger al hijo. El hijo no era capaz de ver que era bienvenido porque miraba con un “reflejo desconcertante”, limitado y distorsionado. Pero el abrazo de su Padre siempre estuvo ahí para él.  En todo momento somos dignos del tierno amor de nuestro querido Padre. Pero parece que el mito de la A-dam y los “reflejos desconcertantes” de la mortalidad parecen poner obstáculos a esta Verdad.

No podemos perder nuestra verdadera semejanza aunque temporalmente parezca que miramos a través de un reflejo desconcertante. Nuestra verdadera semejanza es verdadera… inequívocamente buena. Somos perfectos -perfectamente uno con la Mente divina, nuestro creador que siempre nos ha conocido y nos ha conocido buenos. Como afirma Mary Baker Eddy: ” La semejanza verdadera no puede perderse en el reflejo divino.” (11 | 259:16).

Es Cristo -nuestra conciencia del Amor divino- quien aclara nuestra visión. Es Cristo quien rompe la obstrucción de la Adam de la concepción mortal errónea del yo. “El Amor divino corrige y gobierna al hombre”.  El Amor divino anula todo pecado, creencia de separación de Dios/Bien. Cuanto más nos aferramos al pecado, la creencia de separación de Dios/Bien, más nos autoinfligimos sufrimiento y el dolor que parece provenir de la falsedad de la indignidad. Pero el Amor divino anula el pecado, la creencia de separación de Dios/Bien.

Todos somos ya creados y creados “muy buenos”. Esta es la verdad de nuestro ser y es incontrovertible. Todos debemos descubrir nuestra bondad, que ya es verdad, del mismo modo que vamos descubriendo la verdad de la creación, que siempre se despliega ante nosotros. Lo hacemos apartándonos constantemente del “reflejo desconcertante” y volviéndonos hacia la verdad del Bien. Como escribe Mary Baker Eddy: “Por medio del arrepentimiento, el bautismo espiritual y la regeneración, los mortales se despojan de sus creencias materiales y de su falsa individualidad. Es sólo una cuestión de tiempo hasta que “todos Me [conozcan a Mí, Dios], desde el más pequeño de ellos hasta el más grande”. (14 | 242:1–6).


SECCIÓN 5: No maldición

La quinta sección incluye la historia de la mujer con flujo de sangre que tocó el borde del manto de Cristo Jesús. Él, por supuesto, sintió su contacto y le dijo: “Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado.” (15 | Mateo 9:20–22).

La mujer estuvo sana todo el tiempo: antes, durante y después de su encuentro con Cristo Jesús. No había podido verlo, pero su fe le permitió aceptar la visión que Cristo Jesús tenía de ella.  Era como si creyera que estaba incompleta. Se había estado mirando a sí misma como a través de un reflejo desconcertante, y por eso todo lo que podía ver era una mujer de pecado, separada de Dios/Bien. Pero Cristo Jesús fue capaz de verla por completo. Pudo ver la verdad de su ser, y supo que ella ya era completa, perfecta, íntegra y digna. Él no lo hizo realidad. Ya era verdad. Su conocimiento consciente de este hecho divino hizo que ella lo conociera. Y la pureza de su amor por ella -al ver su verdadero ser- rompió la maldición de A-dam sobre la mujer.

Mary Baker Eddy explica que todos podemos liberarnos de esta falsa maldición. Ella escribe: ” Cuando se evapore la neblina de la mente mortal, se eliminará la maldición que dice a la mujer: “Con dolor darás a luz los hijos”. La Ciencia divina aleja las nubes del error con la luz de la Verdad, y levanta el telón sobre el hombre que nunca ha nacido y nunca muere, sino que coexiste con su creador. (18 | 557:17).

Todos somos capaces de liberarnos del mito de la mortalidad, de ver a través del desconcertante reflejo de la mentira del A-dam, y despertar a la verdad de que somos íntegros, igual que Cristo Jesús despertó a la mujer de la multitud a la verdad de su integridad. Mary Baker Eddy nos da instrucciones claras para hacer esto. Nos instruye a “Elévate en la fuerza consciente del espíritu de la Verdad para derribar los argumentos de la mente mortal, alias materia, dispuestos contra la supremacía del Espíritu. Borra las imágenes del pensamiento mortal y sus creencias en la enfermedad y el pecado. Entonces, cuando seas entregado al juicio de la Verdad, el Cristo, el juez dirá: “¡Estás sano!” (21 | 390:34).

Cuando pensamos en derribar el mito de la mortalidad, no necesitamos asumirlo como si fuera una pesada carga. No somos nosotros los que hacemos el trabajo pesado. Es la verdad la que derriba el mito. La verdad de la realidad derriba la mentira del reflejo desconcertante. Es la Ciencia de Cristo -el Conocimiento de nuestra unidad con el Amor divino- la que hace todo el trabajo. Como explica Mary Baker Eddy: “La Ciencia Cristiana trae al cuerpo la luz solar de la Verdad, que vigoriza y purifica. La Ciencia Cristiana obra como un alterante, neutralizando el error con la Verdad. Cambia las secreciones, expulsa los humores, disuelve los tumores, relaja los músculos rígidos y restaura la salud a los huesos cariados. El efecto de esta Ciencia es estimular la mente humana hacia un cambio de base, sobre la cual pueda ceder a la armonía de la Mente divina.” (20 | 162:4).


SECCIÓN 6: El Señor responderá a mi oración

La sexta sección nos recuerda una vez más que no estamos caídos. No hay maldición. Hemos escuchado una y otra vez en la lectura responsiva que Dios vio la creación y era buena. Tú y yo no somos una excepción a esta bondad. Al orar, podemos dirigirnos a Dios/Bueno de todo corazón y abrirnos a la bendición del Amor divino.

Me encanta la combinación de citas de esta sección porque nos dan permiso para invocar a Dios cuando tenemos dificultades. A veces parece que tenemos que tenerlo todo controlado antes de orar. He aquí una manera divertida de verlo. A veces las mujeres se arreglan el cabello justo antes de ir a cortarse el pelo. Del mismo modo, algunos de nosotros podemos sentir que ya tenemos que tener nuestros pensamientos en orden antes de llegar a Dios, Mente divina. Pero lo que deduzco de las citas de esta sección es que está bien decir: “Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. Mi alma también está muy turbada; y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?”.

Y, por supuesto, también tenemos la seguridad de que Dios/Bueno responderá. Como dice el salmista: “El Señor ha escuchado mi súplica; el Señor responderá a mi oración”. (16 | Salmos 6:2, 3, 9 NLT New Living Translation)

La sexta sección incluye el relato en Ciencia y Salud de Mary Baker Eddy curando al Sr. Clark en Lynn, que parecía estar muriendo de una infección. El Sr. Lynn definitivamente no parecía tener sus pensamientos en orden, y sus huesos parecían estar vejados, en agonía. Por el relato, no sabemos mucho sobre si estaba orando o no. Sin embargo, Dios escuchó su súplica.

Cuando he leído este relato en Ciencia y Salud, a veces me he preguntado por qué Mary Baker Eddy no incluyó una descripción más larga de lo que estaba pensando, o la línea de argumentación que utilizó en este caso en particular. Pero ahora que lo leo, me parece absolutamente correcto que no incluya una descripción extensa. Cada uno de nosotros tiene la inspiración y el amor para satisfacer las necesidades del momento. No es el poder del cerebro ni un argumento determinado lo que cura a los enfermos, sino el poder de Cristo-Verdad rompiendo la maldición A-dam y disipando el mito de la mortalidad.

Nótese que en Ciencia y Salud, inmediatamente antes de esta historia sobre el Sr. Clark, está la frase: “Todo lo que mantenga el pensamiento humano de acuerdo con el amor desinteresado, recibe directamente el poder divino” (Ciencia y Salud pág. 192:33).

Tal vez esta historia ilustre lo que es posible cuando mantenemos el pensamiento humano en línea con el amor desinteresado.

Al centrarnos en el amor desinteresado, recibimos directamente el poder divino para anular la maldición que pesa sobre el hombre y ver a través de los desconcertantes reflejos del dolor y la tristeza mortales.  Todos podemos hacer esto porque no es el poder mental del cerebro, sino la verdad de la realidad la que derriba el dique de obstrucción y error. Como escribe Mary Baker Eddy: “El Científico Cristiano, al comprender científicamente que todo es Mente, comienza con la causalidad mental, la verdad del ser, a destruir el error. Este correctivo es un alterante que llega a todas las partes del organismo humano. Según las Escrituras, sondea “las coyunturas y los tuétanos”, y restaura la armonía del hombre.” (27 | 423:8, 17–23).


SECCIÓN 7: Ha llegado tu luz

Una y otra vez en la Lección Bíblica de esta semana hemos visto formas de derribar la creencia en el mal: los desconcertantes reflejos de la mortalidad.  Cada uno de nosotros ha sido llamado: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.” (20 | Isaías 60:1)

Podemos escuchar las palabras de Efesios que nos hablan a cada uno de nosotros, diciendo: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (21 | Efesios 4:22–24).

Podemos soltar el mito de la mortalidad, la obstrucción y el error que parecen interrumpir la perfección y hacernos sentir pecado -la falsa creencia de que estamos separados de Dios, el Bien- y abrir los ojos para ver la visión completa y desplegada de la creación.

Como escribe Mary Baker Eddy: “Para ser inmortales, tenemos que abandonar el sentido mortal de las cosas, volvernos de la mentira de la creencia falsa hacia la Verdad, y recoger de la Mente divina las verdades del ser.” En otras palabras, debemos abandonar las reflexiones desconcertantes.

Ya estamos completos, igual que la mujer de la multitud. Ya somos dignos, igual que el señor Clark. Y ya somos y siempre somos bienvenidos a casa de nuestro Padre, igual que los publicanos y recaudadores de impuestos y el hijo pródigo. Como escribe Mary Baker Eddy: “El hombre y la mujer, coexistentes y eternos con Dios, reflejan para siempre, en cualidad glorificada, al infinito Padre-Madre Dios.” (31 | 516:19–21).

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