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BUSCA LA SABIDURÍA EN LA MENTE DIVINA — Y ASÍ TRAE CURACIÓN AL MUNDO

 


Ideas de aplicaciones metafísicas para la Lección Bíblica trimestral de la Ciencia Cristiana sobre:

“Mente”

Del 14 al 20 de febrero de 2022

 

 Kathy Fitzer de Lake St. Louis, MO

kathyfitzer@gmail.com

 

Traducción libre de P.Kelly autorizada por W.Huff

 

INTRODUCCIÓN:

Esta maravillosa Lección sobre la Mente nos ayuda a comprender lo que significa ser verdaderamente sabio. Se nos dan los ejemplos de Salomón y Cristo Jesús, quienes se dirigieron directamente a Dios (a la Mente infinita) para discernir cómo resolver cada problema que enfrentaban. Las respuestas que recibieron fueron prácticas y exhaustivas. A medida que acudimos a Dios – que constantemente nos volvemos a la Mente en busca de dirección, en vez de depender del intelecto o del razonamiento humanos — podemos estar seguros de que nosotros también seremos guiados a las respuestas correctas, y traeremos curación a nuestro mundo.

 

El TEXTO ÁUREO es el versículo final (v. 25) del libro de Judas, que consta de un solo capitulo. La carta, (o epístola) que muchos creen que fue escrita por uno de los hermanos de Jesús, urge a los cristianos de todo el mundo a defenderse de las falsas enseñanzas que los alejarían de su fe. Si no estamos alertas, nosotros también nos encontramos creyendo en un poder opuesto a Dios, lo cual nos distraería, desalentaría o confundiría. Pero, los últimos dos versículos de Judas son una garantía de la supremacía de Dios, y de Su poder para mantenerlos a ellos (y a nosotros) en el camino correcto. Aquí Judas se regocija en el hecho de que Dios verdaderamente es la única fuente de sabiduría, radiante de luz y grandeza, poder y fuerza — ahora y para siempre. Al afirmar que eso es verdad, estamos a salvo de las mentiras del mal, y sujetos únicamente a la sabiduría de Dios, quien “es poderoso para guardar[nos] sin caída y mantener[nos] firmes sin mancha en la presencia de su gloria, con regocijo.” (Judas 1:24, NRSV)

 

LA LECTURA ALTERNADA muestra cuán práctica es la sabiduría que viene de Dios. Mirando el original hebreo encontramos que la sabiduría incluye las ideas de habilidad e ingenio. La sabiduría sólida (o fuerte) que Dios otorga en forma directa brinda ayuda a los justos — aquellos que lo siguen a Él y se esfuerzan por hacer lo correcto. No se espera que todo lo hagamos perfectamente desde un punto de vista humano. Todo lo que realmente se nos pide que hagamos, es reconocer a Dios (como Mente), como siendo la fuente de todas las ideas correctas, y seguir tan de cerca como podamos las directivas de la Mente. Proverbios 3, versículos 5 y 6 son muy familiares — y muuuy poderosos. Ahí se nos dice que confiemos en Dios con todo lo que tenemos (con todo nuestro corazón) y que no confiemos en nuestra propia (humana) inteligencia, comprensión o perspicacia. Y luego viene la promesa de que a medida que lo reconozcamos a Él, tengamos intimidad con Él, nos sometamos y seamos obedientes a Él, Él dirigirá, enderezará, y alisará nuestro camino. El capítulo 3 continúa advirtiéndonos que no pensemos en la inteligencia o la habilidad como una posesión personal. Ellas vienen de Dios y debemos buscarlas de Dios. La sabiduría es comparada con un tesoro y es descripta como “un árbol de vida”. ¿Qué más necesitamos? Entonces, ya sea que nos enfrentemos a un problema de salud, que parezca que nos falta provisión, que estemos lidiando con un problema de relaciones humanas o de empleo, o que nos estemos esforzando por expresar más inteligencia o habilidad en cualquier tarea, todos nosotros lo que realmente necesitamos es reconocer a Dios como la fuente de todas las ideas correctas. Podemos confiar en que Dios, como Mente, siempre está impartiendo toda la sabiduría que necesitamos. Podemos estar seguros de que cualquier respuesta que necesitemos está a la mano y podemos recibirla mientras escuchamos con humildad.

SECCIÓN 1: HUMILDEMENTE RECONOCE A DIOS COMO LA FUENTE DE TODA SABIDURÍA

No importa con qué dificultad estemos lidiando, la necesidad es reconocer y alabar la supremacía de Dios, como lo han hecho Daniel, Salomón, Pablo y tantos otros antes que nosotros. Salomón comprendió que era lo que más necesitaba para ser un líder eficaz. Cuando escuchó la voz de Dios en un sueño que le preguntaba: “Pide lo que quieras que yo te de” él respondió humildemente, un “corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo”. Sabía que su intelecto humano y su experiencia previa no serían suficientes para permitirle tomar todas las decisiones que necesitaría tomar. También me llamó la atención que hablara del pueblo como el pueblo de Dios, y se refiriera a sí mismo como un niño pequeño. Esa descripción no se basaba en su edad, sino era una señal de su humildad, de su disposición a ser guiado y significaba tener conciencia de sus propias limitaciones humanas. (cita B2, I Reyes 3:3, 5-7, 9, 11, 12)

 

Daniel entendió que la única razón por la que había podido discernir e interpretar el sueño del rey Nabucodonosor, salvándose a sí mismo y a muchos otros, era porque Dios, la fuente de toda sabiduría, le había revelado las respuestas. (cit. B1, Daniel 2:20)

 

Los versículos de Romanos en los que Pablo reconoce la suprema sabiduría de Dios vienen inmediatamente después de su lucha con los problemas relacionados con el conflicto entre judíos y gentiles en la incipiente Iglesia cristiana. (cita B3, Romanos 11:33, 34, 36). En cada caso, volverse a Dios produjo la dirección necesaria.

 

Necesitamos comenzar con el hecho de que “Dios, el Espíritu es Todo-en-todo, y que no hay otro poder ni otra Mente”, como leemos en el libro de texto de la Ciencia Cristiana. La frase continúa, “que Dios es Amor, y por lo tanto es el Principio divino”. (cit. C1, 275:6, 14-16) Me encanta esa parte final. Dios no solo es la inteligencia suprema, sino que debido a que Dios es Amor, esta sabiduría e inteligencia se comparten libremente para satisfacer todas y cada una de las necesidades que se nos presenten. Dios conoce nuestras necesidades y proporciona las respuestas. (cit. C4, 7:23) Solo necesitamos escuchar con humildad.

 

SECCIÓN 2: SIEMPRE HAY UNA RESPUESTA

La historia en esta sección da un ejemplo específico de cómo Dios revela sabiduría práctica, incluso cuando la situación en la que nos encontramos parece ser imposible. Recordarás que dos prostitutas vinieron a Salomón y le contaron la historia de un bebé vivo y un bebé muerto. Cada una afirmó que el bebé vivo era el suyo. Considerado como un grupo de mala reputación, en primer lugar, no había razón para confiar en la palabra de una prostituta. Para complicar aún más las cosas, no había testigos ni padre para confirmar una historia. Parecía ser una situación clásica de “ella dijo/ella dijo” sin medios lógicos de resolución (cit. B6, I Reyes 3:16-20, 22, 24-28). Pero eso no detuvo a Salomón. Llegó una respuesta muy improbable que resolvió el problema. ¿Habría dispuesto Salomón realmente cortar al niño por la mitad? Ese no es el punto. No necesitaba hacerlo… la situación estaba resuelta. Independientemente de lo imposible que parezca una situación, cuando recurrimos a la Mente en busca de dirección, como sabemos que Salomón tenía la costumbre de hacer, llegará una respuesta, — y a menudo a través de los medios más inesperados.

Podemos esperar resultados similares.

 

Ciencia y Salud resume lo que sucedió en este caso — y lo que podemos esperar que suceda si nos volvemos de todo corazón a Dios como la única Mente, en la cual “se encuentra que el ser entero es armonioso y eterno” (cit. C7, 151:27). Leemos, “ideas inmortales, puras, perfectas y perdurables, son transmitidas por la Mente divina mediante la Ciencia divina, la cual corrige el error con la verdad y exige pensamientos espirituales, conceptos divinos, a fin de que ellos produzcan resultados armoniosos” (cit. C10, 259:28)

 

En el mundo de hoy, parece que nos enfrentamos constantemente a situaciones para las que no parece haber respuestas fáciles — desde divisiones políticas hasta conflictos globales y a protocolos relacionados con problemas de salud. Pero, nada es demasiado difícil para la Mente. Necesitamos apartarnos del camino, dejar de mirar las cosas desde una lógica perspectiva humana y estar dispuestos a escuchar y a seguir las instrucciones de la Mente — incluso cuando parezca ilógico. ¡Además, sepamos que la Mente está hablando y siendo escuchada por TODOS!

 

SECCIÓN 3: PIDE SABIDURÍA PRÁCTICA Y ESPERA RECIBIRLA DE LA MENTE

No he visto evidencia de que Salomón haya recibido alguna enseñanza extraordinaria. Sin embargo, representa el epítome de la sabiduría — tanto la sabiduría mundana como la espiritual. Muchos de los proverbios de la Biblia fueron escritos por Salomón, aunque el libro de Proverbios no se compiló hasta mucho después de la vida de Salomón. Según Chrisitanity.com, un proverbio es un “dicho corto que expresa una verdad universal para ser vivida en forma práctica y justa”. Son una maravillosa fuente de orientación.

 

¿Cuál era el secreto de Salomón? Ya hemos hablado de cómo Salomón pidió sabiduría. Ahora leemos, “Y Dios dio a Salomón sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón…” (cit. B8, I Reyes 4:29, 32, 34). Lee en el texto corazón, pero piensa en la mente o en la inteligencia. La sabiduría y el entendimiento que expresó Salomón incluían los elementos de habilidad, ingenio, discreción y razón, según el idioma hebreo. Lo que me sorprende de eso es que Dios da sabiduría útil. En el lenguaje actual, Salomón no solo tenía un alto coeficiente intelectual. Él expresó una sabiduría práctica que aplicó para traer bendiciones a los demás, así como a sí mismo.

 

Pero, seguramente esa sabiduría no fue exclusiva de Salomón. En el Nuevo Testamento, el libro de Santiago muestra cómo podemos emular el éxito de Salomón. Nos dice que si alguno de nosotros piensa que le falta sabiduría (que no tiene las respuestas o la guía que siente que necesita), debemos preguntarle a Dios. Y luego sigue la promesa de que Dios da a todos sabiduría en abundancia (cit. B7, Santiago 1:5).

 

Ciencia y Salud confirma que la Mente — eso significa Dios — no depende de la educación para ser expresada plenamente. La Mente incluye toda idea correcta (cit. C11, 89:18-20). La inteligencia es inherente a la Mente y es omnisciente, siempre presente y el único poder (cit. C12, 469:9). Para que nosotros podamos expresar inteligencia ilimitada, simplemente tenemos que aceptar que hay una ley de Dios gobernando el universo y esta ley es una Ciencia indiscutible. Si fueras a estudiar una ciencia humana, esperarías que se volviera práctica en tu vida. De manera similar, necesitamos hacer demandas sobre la Ciencia del Cristo — o la Ciencia divina. A medida que aceptamos esta Ciencia como ley, vemos que la inteligencia que es inherente a la Mente toma expresión activa en nuestras vidas. Entonces podemos esperar expresar el mismo tipo de sabiduría que expresó Salomón — saber lo que necesitamos saber en el momento en que necesitamos saberlo — ¡y tomar decisiones que deben traer bendiciones!

 

SECCIÓN 4: LA MENTE NOS LIBRA DE LA TENTACIÓN Y EXTERMINA EL MAL

¿Alguna vez encuentras tu pensamiento vagando en el reino de la preocupación y del temor o de la actividad improductiva? ¡A mí me sucede! Incluso Jesús fue tentado a escuchar sugerencias que no venían de Dios. Por lo tanto, no deberíamos sorprendernos si nuestro pensamiento es atraído de manera similar. Pero, al enfrentarse al diablo y responder a las tentaciones con la Palabra de Dios, Jesús demostró cómo ser victorioso. Con cada tentación que enfrentó, Jesús se fortaleció para enfrentar los desafíos futuros (cit. B11, Mateo 4:1-11). Lo mismo es cierto en nuestras propias vidas.

 

La frase, “Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo” me llamó la atención esta semana. La palabra tentado aquí proviene del griego y significa tanto “prueba” como “inducción a hacer el mal”. Eso no suena como algo a lo que el Amor nos llevaría. Como escribe Mary Baker Eddy, “El Espíritu es el Principio divino, y el Principio divino es el Amor, y el Amor es la Mente, y la Mente no es buena y mala a la vez, pues Dios es la Mente; por lo tanto, no hay en realidad sino una única Mente, porque hay un único Dios. …. El mal es nada, es ninguna cosa, mente, ni ningún poder” (cit. C15, 330:19-33). Eso es lo que Jesús demostró — y nos mostró a nosotros, para que podamos hacer frente a la creencia en un poder aparte de Dios, tal como él lo hizo.

 

Entonces… ¿puso Dios a Jesús en la posición de ser tentado, con el fin de fortalecerlo para cumplir su misión final? ¿Somos puestos nosotros en situaciones difíciles para ser fortalecidos? Cada uno debe decidir algunas de estas cosas por sí mismo. Pero, para mí, va junto con lo que aprendemos en la Ciencia Cristiana acerca del Cristo. “El Cristo, la Verdad, fue demostrado por medio de Jesús para comprobar el poder del Espíritu sobre la carne. … El Cristo ilustra esa fusión con Dios, su Principio divino, que da al hombre señorío sobre toda la tierra” (cit. C18, 316:8, 22). Ciertamente, tal como Dios le habló a Jesús, “El Cristo… la verdadera idea que proclama el bien” habla a nuestra “conciencia humana”, liberándonos a todos de toda sugerencia del mal (cit. C19, 332:9-11). Dios está siempre con nosotros, como Él lo estuvo con Jesús. Quizás a veces lo que parece una situación casi insoportable es simplemente la oportunidad que necesitamos para ver esa presencia divina y responder a ella.

Dios le habló a Jeremías mientras los judíos estaban exiliados en Babilonia. Le dijo que los exiliados permanecerían en Babilonia durante 70 años y que mientras estuvieran allí deberían “[procurar] la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y [rogar] por ella a Jehová: porque en su paz tendréis vosotros paz” (Jeremías 29:7). Pero, también les aseguró, “Porque yo sé los planes que tengo para vosotros, dice el Señor, planes de bien y no de mal, para daros un futuro con esperanza” (cit. B9, Jeremías 29:11, NRSV). Dios nunca nos deja. ¡Él está siempre presente!

No debemos juzgar nuestra situación según las apariencias, sino responder con la confianza (como lo hacía Jesús) de que Dios es la única verdadera presencia y poder, y que la Mente sabe lo que necesitamos y nos librará de todo mal.

 

SECCIÓN 5: TENER LA MENTE DE CRISTO LLEVA A LA CURACIÓN

Me encanta la distinción que se hace en esta sección entre “la lectura de la mente mortal y la lectura de la Mente inmortal” (cit. C21, 83:26-34). Creo que, a veces, cuando nos enfrentamos a una oportunidad de una curación, estamos tentados a sondear el pensamiento mortal, en busca de una causa para el problema. Entonces pensamos que tenemos que corregir lo que hemos puesto al descubierto –algún pecado especifico, o una creencia falsa o defecto de carácter — para lograr la curación. Eso me parece ser una forma de “lectura de la mental mortal”. Mary Baker Eddy define la “lectura de la Mental inmortal” como “una revelación del propósito divino a través de la comprensión espiritual, por medio de la cual el hombre alcanza el Principio divino y la explicación de todas las cosas” (cit. C21, 83:26-34). Eso es muy diferente. Me parece que este tipo de razonamiento es ver al hombre perfecto creado por Dios, tan claramente, que todo lo que no es ese modelo perfecto se desvanece. En el proceso, el error se descubre y se destruye — pero no hurgamos para buscarlo. A medida que “leemos” lo que la Mente sabe, eso que la Mente sabe revela la armonía en la experiencia humana.

 

¿No es así como sanaba Jesús? En el caso del paralítico, Jesús comenzó perdonando los pecados del hombre. Era la creencia popular que si un hombre estaba enfermo debía ser porque había pecado. Cuando la gente acusó a Jesús de blasfemia, diciendo que solo Dios podía perdonar el pecado, Jesús simplemente continuó leyendo la Mente inmortal – él vio al hombre tal como Dios lo había hecho — y la enfermedad desapareció. Nadie podía discutir con eso. Cuando el hombre ya no estaba paralizado, tampoco se le veía más como un pecador (cit. B13, Mateo 9:2-8).

 

¿Podemos sanar como lo hizo Jesús? ¡Sí! Pero exige que tengamos la misma visión de la creación (que dejemos que la misma mente esté en nosotros) como la que tuvo Jesús (cit. B12, Filipenses 2:5). La materia no tiene poder para enfermar, ni hacer enfermar, ni poder para curar. Sanar como Jesús sanó requiere ser “firme en [nuestra] comprensión de que la Mente divina gobierna” (cit. C23, 393:17-22). ¡¡Podemos hacerlo!!

 

SECCIÓN 6: MANTÉN EL PENSAMIENTO ENFOCADO ÚNICAMENTE EN EL BIEN QUE LA MENTE CONOCE

Estamos constantemente bombardeados por informes de enfermedad, pecado, muerte y destrucción. Parece haber confusión en todas partes del mundo que miramos — cerca y lejos. Y, sin embargo, como Científicos Cristianos, podemos (y debemos) seguir el ejemplo de Jesús y tener nuestra visión gobernada por Dios. Debemos ver la Verdad viviente de la creación de la Mente justo allí donde parece estar el mal.  El bien está siempre está porque Dios es bueno. La Mente conoce solo el bien. El hecho (aunque no parezca ser así) es que “todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, pues Dios es Todo-en-todo” (cit. C28, 468:10-11). Nuestro trabajo — nuestro privilegio — es brindar curación a todo lo que se cruza en nuestro camino manteniendo la verdadera visión de las cosas. Como escribió Pablo a los filipenses: “Finalmente, creyentes, todo lo que es verdadero, todo lo que es honorable y digno de respeto, todo lo que es justo y confirmado por la palabra de Dios, todo lo que es puro e íntegro, todo lo que es amable y trae paz, todo lo que es admirable y de buena reputación; si hay alguna excelencia, si hay algo digno de alabanza, piensa continuamente en estas cosas [centra tu mente en ellas, e implántalas en tu corazón]” (cita 15, Filipenses 4:7, 8 AMP).

Mantener esta visión del bien no es esconder la cabeza en la arena ni ser ignorante. Es, de hecho, ser sabio. Y, así como Salomón y Jesús bendijeron al mundo con su sabiduría, ¡también nosotros podemos “brillar como el resplandor del firmamento” y bendecir a nuestro mundo al mismo tiempo que nosotros somos bendecidos! (cita B16, Daniel 12:3).

 

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