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La Eterna e Imparable Causa y Creador
Ideas de Aplicación Metafísica para la Lección Bíblica de La Ciencia Cristiana, tema:

“Dios, la Única Causa y Creador”

del 29 de mayo al 4 de junio de 2023
por Christie C. Hanzlik, C.S.,
Boulder, CO – ccern@mac.com – 720-331-9356 – christiecs.com

Traducción libre de Rafael Ramírez y autorizada por Warren Huff.


INTRODUCCIÓN: TEXTO ÁUREO Y LECTURA RESPONSIVA

La Lección Bíblica de esta semana nos recuerda que Dios, por definición, es la única causa y creador. En otras palabras, no hay otra causa o creador. Esto no quiere decir que haya un ser aparte, Dios, que *puf* creó el universo y *puf* hace que las cosas sucedan. Más bien, que Dios es la palabra que designa la fuente de toda creación y cómo se experimenta. La creación no es mera materia. La creación es el desarrollo de la realidad ya completa y sin principio, que continúa infinitamente a través de “…los ciclos de la luz divina” (16 | 135:25)

Y Dios es la causa del desarrollo de la creación. Cuanto antes nos liberemos de la visión limitada de Dios como un ser separado que un día *puf* creó cosas, y cuanto antes nos liberemos de la visión limitada de que la creación tuvo un punto de partida, antes podremos empezar a captar el concepto de eternidad y sin principio y sentir toda la maravilla de “Dios, Causa y Creador Único”.

Cada uno de nosotros ha reflexionado probablemente sobre el hecho de que el tiempo no puede tener un punto de partida. Si retrocedemos un cajillón-catrillón [(cajillón: un número mayor que cualquier otro número y cercano en magnitud a gazillion y bazillion)( catrillón: puede ser cualquier número. Es simplemente una referencia para un número que está fuera de su alcance)], esto sigue sin ser un punto de partida, porque siempre hay un minuto antes de eso, y luego un minuto antes de eso. Aunque este concepto nos resulte difícil de entender, Dios -la única causa y creador- sólo puede pensar en términos de ausencia de principio y eternidad. Dios, la Mente divina, no piensa en términos de un punto de partida. Dios sólo conoce lo que no tiene principio.

La falta de principio y el desenvolvimiento eterno de la creación es maravilloso, como lleno de maravillas. Y como dice el salmista en el Texto áureo, o idea principal, de la Lección Bíblica de esta semana: “Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, pues cercano está tu nombre; los hombres cuentan tus maravillas.” (Salmos 75:1)

La Lectura alternada continúa este tema de alabanza a Dios: “Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros” (Salmos 40:5)

Este versículo me recuerda una ocasión en la que volvía a casa en coche tras una charla en el Este de Colorado y decidí parar para ver el Cañón Negro del Gunnison. Era un día de niebla, la vegetación estaba verde y los pájaros cantores se deleitaban con la fresca humedad primaveral. Al acercarme al borde del cañón, la vista me asombró. Sin pensarlo, le dije a Dios: “Dios, ¿por qué no me has hablado antes de esto? Es increíble”.

Y entonces, oí una respuesta de Dios tan clara como si alguien estuviera a mi lado. Oí: “Así es como me siento cada vez que os miro a todos”. La voz me sobresaltó. No esperaba que Dios me respondiera y, sin embargo, el mensaje llegó a lo más profundo de mi ser. Aunque la vista del cañón me inspiró profundamente, nunca olvidaré ese momento en el que se me reveló esta nueva visión del amor de Dios por todos nosotros.
El resto de la Lectura alternada es de Efesios, donde el autor nos describe como “hechura suya”, y que podemos entendernos a nosotros mismos y nuestro propósito si nos fijamos en el ejemplo de Cristo Jesús. En Efesios describe a Cristo Jesús como la piedra angular, a los apóstoles y profetas como los cimientos, y que todo el edificio está perfectamente encajado y unido como un templo santo en el Señor. Cada uno de nosotros están “arraigados y cimentados en amor” y puede descubrir más de esto al tener fe en Cristo, nuestra conciencia de Dios como única causa y creador (Efesios 2:10, 20, 21; 3:14–21)


SECCIÓN 1: DIOS ES EL ÚNICO

La primera sección se abre con las palabras de Dios, compartidas por Isaías: “Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste” (1 | Isaías 45:5).
Con el recuerdo fresco del mensaje de Dios en el Cañón Negro del Gunnison, la profecía de Isaías tiene aún más significado. Dios está diciendo: “Yo te ceñiré” -te he fortalecido, rodeado y preparado-, aunque ni siquiera me hayas conocido. Aunque aún no seamos capaces de concebir plenamente lo que es Dios, Dios nos sigue fortaleciendo, rodeando y preparando en cada momento de cada día.

En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, Mary Baker Eddy define a Dios como: “El gran Yo soy; el que es todo-conocimiento, todo-visión, todo-acción, todo-sabiduría, todo-amor, y es eterno.” (1 | 587:5–6). Esto es como decir que Dios es lo único que es. Dios es lo único.
Antes, en Ciencia y Salud, escribe: “Dios es individual, incorpóreo. Es el Principio divino, el Amor, la causa universal, el único creador, y no hay otra existencia de por sí.” (2 | 331:18–20). Estas palabras enfatizan aún más a Dios como el único. No hay otra autoexistencia… Dios es lo que es autoexistente, lo que significa que Dios no necesita creador y sólo es, Dios sólo es. Dios es el gran Yo soy, el gran autoexistente.
Es difícil encontrar palabras para describir el gran Yo soy, autoexistente y causa universal porque no hay nada más con lo que comparar. No hay otra causa con la que comparar a Dios porque Dios es la causa universal. Dios es incomparable porque Dios es individual. Dios es el único.


SECCIÓN 2: DIOS ES LA ÚNICA CAUSA

La segunda sección trata de Dios como única causa. Dios “manifestará” y hace que se vea la creación (3 | Isaías 40:5). La sección incluye las ideas iniciales del primer capítulo del Génesis, que describen la revelación de la creación por parte de Dios. Dios -el omnisciente- ya conoce y siempre ha conocido toda la creación en su totalidad. Génesis 1 describe cómo se nos revela, se nos da a conocer, la totalidad de la creación. El Génesis nos habla del desarrollo continuo de la creación. “Y dijo Dios: Sea la luz; y [ya] fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas” (4 | Génesis 1:3–5, 26, 27; las palabras entre paréntesis son añadidas).

En la llave de las Escrituras (la segunda parte de Ciencia y Salud), Mary Baker Eddy ofrece una comprensión espiritual de este primer capítulo del Génesis. Ella describe la creación como una revelación. Así es como ella lo describe: “Todas las preguntas sobre si la creación divina es a la vez 6 espiritual y material son respondidas en este pasaje, porque aunque los rayos solares no están incluidos aún en el registro de la creación, sin embargo hay luz. Esta luz no es del sol ni de llamas volcánicas, sino que es la revelación de la Verdad y de las ideas espirituales. Esto muestra también que no existe lugar donde la luz de Dios no se vea, puesto que la Verdad, la Vida y el Amor llenan la inmensidad y están siempre presentes. ¿No fue esta una revelación más bien que una creación?” (3 | 504:3–14).

Decir que Dios es el Creador no significa que Dios *puf* creó algo de la nada, sino más bien que Dios revela lo que ya está y siempre y sin principio completo. Como escribe Mary Baker Eddy: “Esta creación consiste en el desarrollo de las ideas espirituales y sus identidades, las cuales están abrazadas en la Mente infinita y para siempre reflejadas.” (5 | 502:29–5). Y, “En la revelación divina, el yo material y corpóreo desaparece, y la idea espiritual es comprendida.” (4 | 561:21). En otras palabras, en la revelación divina desaparece el sentido limitado y constreñido de la existencia, y se comprende la idea ilimitada.


SECCIÓN 3: DIOS ES LA ÚNICA CAUSA Y CREADOR DEL HOMBRE

Las secciones primera y segunda destacan a Dios como la única causa y creador de la luz y el universo, y la tercera sección destaca a Dios como la única causa y creador de nosotros ….nuestro propio ser y existencia.

Somos el reflejo de Dios. En este contexto, reflejo significa algo más que una simple imagen en un espejo. Más bien, el reflejo es la forma en que una idea se conoce y se expresa. Al igual que el talento de un artista se refleja en su obra de arte, también nosotros nos reflejamos en la creación de Dios. Las obras de arte reflejan el talento del artista, y nosotros reflejamos el talento de Dios.

Dios, “el que todo lo sabe”, nos ha conocido incluso antes del llamado nacimiento. No ha habido un solo momento en el que Dios no nos haya conocido a nosotros y a toda nuestra bondad. Afirmar lo contrario sugeriría que podría haber una laguna en el conocimiento de Dios. Como explica Mary Baker Eddy: “Los mortales nunca pueden comprender la creación de Dios mientras creen que el hombre es un creador. Los hijos de Dios, ya creados, serán conocidos sólo cuando el hombre encuentre la verdad del ser. Así es que el hombre verdadero e ideal aparece en la proporción en que el falso y material desaparece.” (8 | 69:6–11, 14–28). Tal como yo lo entiendo, esta afirmación significa que “Los hijos de Dios ya creados sólo serán [comprendidos por nosotros] en la proporción en que [nosotros] encontremos la verdad del ser [la verdad de nuestra existencia]. Así es como lo real, lo ideal [la existencia y la expresión de la creación de Dios] aparece en la proporción en que lo falso y [la visión limitada] desaparece” (8 | 69:6–11, 14–28; añadidos entre paréntesis).


SECCIÓN 4: DIOS ES LA ÚNICA CAUSA Y CREADOR

La cuarta sección enfatiza de nuevo el hecho de que Dios es la única causa y creador al afirmar que no hay otra causa o creador. Aunque esto pueda parecer obvio, parece que cada uno de nosotros necesita aprender esta lección -que no somos la causa ni el creador- una y otra vez con cada nuevo desafío. El profeta Jeremías explica que Dios le habló y le dijo: “El pueblo mira continuamente a dioses falsos y ha abandonado la ‘fuente de agua viva’ que yo derramo sobre ellos. Tratan de hacer cisternas [metafóricas] para almacenar agua en vez de confiar en que yo les derramaré continuamente mis aguas vivas. Pero esas cisternas que intentan hacer son cisternas rotas que no retienen agua.” (10 | Jeremías 2:1, 11, 13, parafraseado).

La carta a los Gálatas pregunta: ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?” (11 | Gálatas 3:3; con Gálatas 3:2 añadido y en la NVI (Nueva International Version). En otras palabras, ¿por qué no estás entendiendo esto? Dios es la única fuente de tu ser, ¿estás ahora tratando de encontrar sustancia de alguna otra parte?

A medida que cada uno de nosotros acepta la verdad del ser, la verdad de la existencia, como procedente de Dios -la única causa y creador-, adquirimos un sentido más amplio de nuestras capacidades y potencial. Como afirma Mary Baker Eddy: “Las capacidades humanas son ampliadas y perfeccionadas en la proporción en que la humanidad gana la concepción verdadera del hombre y de Dios.” (10 | 258:22).

No podemos comprender la realidad sin principio viéndonos a nosotros mismos como creadores. No somos pequeños dioses que pueden crear pequeñas realidades. “Dios crea todas las formas de la realidad.” No hay otro tipo de creación posible; Dios es el único creador. (11 | 513:26–6)

A medida que nuestra comprensión de Dios como causa y creador se despliega más y más, nos liberamos de la limitación y descubrimos un sentido cada vez más pleno de nuestra capacidad: “…a alcanzar el centro y la circunferencia absolutos de su ser.” (12 | 262:9)


SECCIÓN 5: CRISTO JESÚS TRAZA EL CAMINO PARA COMPRENDER QUE DIOS ES LA ÚNICA CAUSA Y CREADOR

La quinta sección nos recuerda que Dios no es una causa y un creador lejanos, sino una fuente de ayuda siempre presente cuando la necesitamos. Las fuerzas físicas, como la gravedad y la electricidad, etc., parecen tener fuerza y poder, pero Dios es la única causa y creador y gobierna incluso estas llamadas fuerzas. Y Dios es mucho más que estas fuerzas limitadas porque somos inseparables de Dios y sentimos el consuelo y la seguridad de que Dios es la única causa y creador.

Podemos rezar, llegar a sentir a Dios, como hicieron los salmistas cuando escribieron: “En el día de mi angustia te llamaré, porque tú me respondes. Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; sólo tú eres Dios.” (15 | Salmos 86:7, 10)

Cristo Jesús nos mostró la forma en que podemos invocar a Dios como única causa y creador. Demostró el poder consolador y sanador de Dios, y luego nos dijo: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; y el que me ve, ve al que me envió. Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.” (16 | Juan 12:44–46). Así como en Génesis 1 aprendemos que Dios dijo: “Sea la luz y [ya] era la luz”, así también Dios reveló a Cristo Jesús como la luz del mundo, y así también nosotros somos revelados como la luz del mundo.

Según entiendo las palabras de Cristo Jesús en el contexto de la Lección de esta semana, está diciendo que aunque él demostró el consuelo y la curación de Dios, el poder de consolar y curar no viene de él, sino que viene de Dios como única causa y creador. Cristo Jesús vino a mostrarnos una luz -la verdad clara- de nuestra relación inseparable con Dios como única causa y creador, y quien reciba la luz -la verdad clara- de su mensaje nunca vivirá en la oscuridad -la duda y el miedo.

La sección incluye el relato de Cristo Jesús curando a la suegra de Pedro, enferma de fiebre. Cristo Jesús tocó el brazo de la mujer y la fiebre la abandonó, e inmediatamente pudo levantarse y empezar a recibir a Cristo Jesús y a los demás para comer (17 | Mateo 8:14, 15). La curación no provino de que Cristo Jesús tocara a la mujer, sino de su capacidad de contemplar -ver- en la Ciencia -el Conocimiento de la existencia- a la mujer perfecta, cuya causa y creador es sólo el Bien.

Como explica Mary Baker Eddy, ” Jesús de Nazaret fue el hombre más científico que jamás pisó la tierra. Se sumergía bajo la superficie material de las cosas y encontraba la causa espiritual.” (13 | 313:22–24)

Cristo Jesús nos muestra el camino para ver más allá de los limitados “modelos-pensamiento” y aceptar la visión completa de la creación de Dios (14 | 259:7). Lo que Cristo Jesús demostró sobre Dios como única fuente de consuelo y curación es tan cierto ahora como lo era entonces. A medida que captamos cada vez más sólidamente la verdad científica del ser, la verdad de la existencia y la luz, también nosotros podemos sentir la fuerza correctora de Dios, la única causa y creador. Como afirma Mary Baker Eddy, “El Científico Cristiano, al comprender científicamente que todo es Mente, comienza con la causalidad mental, la verdad del ser, a destruir el error. Este correctivo es un alterante que llega a todas las partes del organismo humano.” (15 | 423:8–12)


SECCIÓN 6: LAS LEYES DE LA CURACIÓN FUNCIONAN EN TODOS LOS TIEMPOS Y PARA TODOS LOS QUE SIGUEN EL CAMINO DE LA VERDAD

La sexta sección continúa con la explicación de Cristo Jesús mostrándonos el camino para apoyarnos en la Ley de que Dios es la única causa y creador. En el libro de Mateo, aprendemos que Jesús iba por todas las ciudades y aldeas, enseñando y predicando el evangelio -la buena nueva- del reino, y sanaba toda enfermedad y toda dolencia entre la gente. Cuando Jesús vio a las multitudes, tuvo compasión de ellas, porque estaban desfallecidas y dispersas, y eran como ovejas que aún no sabían quién era su pastor. Y oró para que hubiera más obreros capaces de compartir la buena noticia: el Evangelio (18 | Mateo 9:35–38, parafraseado).

Mas adelante en Mateo, Jesús, “llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia”. (18 | Mateo 9:35–38).

Jesús no dio a los discípulos un poder misterioso. Les dio el conocimiento y la comprensión de Dios como única causa y creador. Como explica Mary Baker Eddy: “El cristianismo como Jesús lo enseñó no era un credo ni un sistema de ceremonias ni un don especial de un Jehová ritualista; sino que era la demostración del Amor divino echando fuera el error y sanando a los enfermos, no meramente en el nombre del Cristo, o la Verdad, sino en demostración de la Verdad, como tiene que ser el caso en los ciclos de la luz divina.” (16 | 135:25).

En el libro de Lucas, Cristo Jesús explica a Juan que el poder de la curación no es sólo para Cristo Jesús y sus seguidores inmediatos, sino que es para cualquiera que siga el camino de la Verdad divina. Cristo Jesús explica que incluso los que estaban fuera de su grupo de discípulos podían seguir el camino de la Verdad-curación, y dice: ” porque el que no es contra nosotros, por nosotros es.” (20 | Lucas 9:49, 50).
Y entonces Jesús envía a setenta más de sus seguidores para que salgan y curen de la manera que les había enseñado. He aquí un vídeo que muestra una recreación de los setenta saliendo a curar, con el narrador leyendo los versículos del capítulo 10 de Lucas: https://youtu.be/eUL_pSdL24w

Cristo Jesús demostró y enseñó a estos setenta lo que Mary Baker Eddy describe como el “Principio divino que salva y sana” (18 | 328:6 Comprendiendo, 22–5). Les enseñó a dejar de lado las limitadas leyes de la “causalidad física” y a aceptar que Dios es la única causa y creador (17 | 286:11). Y los setenta “volvieron con gozo, diciendo: “Volvieron los setenta con gozo, diciendo: Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre.” (21 | Lucas 10:1, 17–20).
Como explica Mary Baker Eddy, “Comprendiendo la ley espiritual y sabiendo que no hay ninguna ley material, Jesús dijo: “Estas señales seguirán a los que creen:… tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”. La cristiandad hubiera hecho bien en creer y obedecer este dicho sagrado.” (18 | 328:6 Comprendiendo, 22–5). En otras palabras, sería bueno que toda la cristiandad -la sociedad mundial de cristianos- comprendiera y practicara la curación verdadera.

Mary Baker Eddy sabía que los principios curativos -la Ciencia del ser y la verdad de la existencia- que Cristo Jesús demostró hace dos mil años son igual de eficaces para curar hoy. Como ella explicó: “Cuando la Ciencia del ser sea comprendida universalmente, cada hombre será su propio médico, y la Verdad será la panacea universal.” (19 | 144:29).


SECCIÓN 7: “HÁGASE TU VOLUNTAD” ES IMPARABLE

La séptima sección pone un signo de exclamación a toda la Lección Bíblica. Tal y como yo la entiendo, esta sección final explica que Dios es la única causa y creador y que no hay nada que pueda interrumpir o interponerse en el camino de Dios como única causa y creador.

En mi práctica curativa, a menudo me centro en la Ley divina: “Hágase tu voluntad” (Mateo 6:10, Mateo 26:42, Lucas 11:2, C&S 17: 1). “Hágase tu voluntad” no es una elección ni una opción. “Hágase tu voluntad” es una Ley divina que no puede ser revocada. Y “Tu voluntad” sólo es buena. “Tu voluntad es siempre restauradora, correctiva, reveladora y una bendición. “Tu voluntad nunca es dañina, inarmónica, injusta o dolorosa. “Tu voluntad es buena.

En el contexto de la lección bíblica de esta semana, “Hágase tu voluntad” es una Ley divina que subraya el concepto de Dios como única causa y creador. Y esta sección final señala que la voluntad de Dios como única causa y creador no puede deshacerse, socavarse ni detenerse.

La sección se abre con una cita del Apocalipsis, que es también la cita que Mary Baker Eddy utiliza para presentar la Llave de las Escrituras: “Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre: Yo conozco tus obras; he aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar” (22 | Apocalipsis 3:7 Esto, 8). En otras palabras, la llave -la revelación demostrada por Cristo Jesús, la revelación de la verdad divina de la existencia- ha sido puesta ante nosotros, y ningún hombre-ningún poder limitado-puede cerrar la puerta a esta verdad.

Y para ilustrar el punto de que nadie puede cerrar la puerta a la verdad del ser, la sección incluye un relato de los discípulos y otros seguidores de Jesús que son liberados de prisión y se les permite continuar predicando y sanando. Necesité buscar el relato en otras traducciones para entenderlo mejor. He aquí el relato según la Nueva Traducción Viviente:

“Los apóstoles realizaban muchos signos milagrosos y prodigios entre la gente.

“El sumo sacerdote y sus oficiales, que eran saduceos, se llenaron de celos. 18 Arrestaron a los apóstoles y los metieron en la cárcel pública. 19 Pero un ángel del Señor vino de noche, abrió las puertas de la cárcel y los sacó. Luego les dijo: 20 “Id al Templo y dad a la gente este mensaje de vida”.
21 Al amanecer entraron en los atrios del Templo, como se les había dicho, y comenzaron a enseñar al pueblo.’
[Para abreviar la historia, básicamente las autoridades dijeron a los apóstoles que dejaran de predicar o de lo contrario].
29 “Pedro y los otros apóstoles respondieron: “¡Debemos obedecer a Dios antes que a los seres humanos!”
33 “Cuando [las autoridades] oyeron esto, se enfurecieron y quisieron darles muerte.
34 “Pero un miembro, un fariseo llamado Gamaliel, que era experto en leyes religiosas y respetado por todo el pueblo, se levantó y ordenó que los hombres fueran enviados fuera de la sala del consejo por un tiempo. 35 Luego dijo a sus colegas: “¡Hombres de Israel, tengan cuidado con lo que piensan hacerles a estos hombres!”. 36
37 [y luego explicó que los falsos profetas y sus seguidores siempre se desvanecen por sí solos].
38 “Así que mi consejo es que dejen en paz a estos hombres. Déjenlos ir. Si están planeando y haciendo estas cosas meramente por su cuenta, pronto será derrocado. 39 Pero si viene de Dios, ustedes no podrán derrocarlos. Puede que incluso os encontréis luchando contra Dios”.
40 “Los otros aceptaron el consejo [de Gamaliel]. [y luego azotaron a los apóstoles y los despidieron con otra advertencia].
41 “Los apóstoles salieron del sumo consejo regocijándose de que Dios los hubiera tenido por dignos de sufrir oprobio por el nombre de Jesús. 42 Y todos los días, en el Templo y de casa en casa, seguían enseñando y predicando este mensaje: “Jesús es el Mesías”. (23 | Hechos 5:12, 17–21, 34, 35, 38, 39, 42).

Este relato ilustra cómo el “hágase tu voluntad” no puede detenerse. Esta historia me recuerda otra Ley divina en la que me apoyo a menudo: “Nunca estás más seguro que cuando haces la obra de Dios”.

Dios es la única causa, y por lo tanto no hay otro poder que pueda oponerse a esta causa. Como explica Mary Baker Eddy: “La causalidad espiritual es la única cuestión a ser considerada, pues más que ninguna otra la causalidad espiritual se relaciona con el progreso humano.” (20 | 170:22–24).
Mary Baker Eddy también afirma que si cualquier sistema honra a Dios, “debiera recibir ayuda, no oposición, de todos los pensadores. Y la Ciencia Cristiana sí honra a Dios como ninguna otra teoría lo honra, y hace esto de la manera designada por Él, haciendo muchas obras maravillosas por medio del nombre y la naturaleza divinos.” (21 | 483:23–31).

Al igual que los discípulos y seguidores de Jesús necesitaban apoyarse en Dios como única causa y creador hace 2000 años, nosotros también podemos aprender a hacerlo ahora. Mary Baker Eddy nos ayudó a saber qué hacer cuando parece que nos enfrentamos a una oposición a la curación espiritual. Ella escribió: ” Puedes reconocer cuando la Verdad empieza a liderar por el escaso número y la fidelidad de sus seguidores. Así es como la marcha del tiempo lleva hacia adelante el estandarte de la libertad. Los poderes de este mundo lucharán, y ordenarán a sus centinelas que no dejen que la verdad transponga la guardia hasta que se suscriba a sus sistemas; pero la Ciencia, no haciendo caso a las bayonetas caladas, sigue su marcha. Siempre hay algún tumulto, pero hay quienes cierran filas alrededor del estandarte de la verdad.” (24 | 225:5)

Puede que no nos metan en la cárcel por nuestras creencias de la misma manera que a los discípulos y seguidores de Jesús, pero la verdad de que Dios es la única causa y creador sí parece enfrentarse a la oposición de lo que Mary Baker Eddy describe como “códigos humanos, la teología escolástica, la medicina y la higiene” (25 | 226:14). La Ciencia Divina -la Verdad del ser tal como la demostró Cristo Jesús- se revela y se dará a conocer a pesar de esta oposición. Así como el “ángel del Señor” liberó a los discípulos y seguidores de Jesús de la prisión para que pudieran compartir el Evangelio y sanar a las multitudes, así también nosotros podemos sentir al ángel del Señor dirigiéndonos a compartir el Evangelio y sanar a los enfermos.
Podemos regocijarnos en el hecho divino de que Dios es la única causa y creador. Somos guiados y protegidos por esta verdad, que nos libera de la limitación, la carencia y el desaliento. Como proclama Mary Baker Eddy: “Ciudadanos del mundo, ¡aceptad la “libertad gloriosa de los hijos de Dios”, y sed libres!” (26 | 227:24–25).

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