Sigue al Maestro
Craig L. Ghislin, CS, Glen Ellyn (Bartlett), IL
Publicado el domingo 21 de febrero de 2021
Sigue al Maestro
Ideas de aplicación metafísica para la Lección Bíblica trimestral de la Ciencia Cristiana sobre:
“Cristo Jesús”
del 22 al 28 de febrero de 2021
por Craig L. Ghislin, CS Godfrey, Illinois
craig.ghislincs@icloud.com / (630) 830-8683 / (630) 234-3987
traducción libre de P.Kelly autorizada por W.Huff
¿Estás buscando algo en lo que puedas confiar? Es un viejo adagio el que afirma que la única constante es el cambio. El Texto Áureo de esta semana es de Hebreos 13: 8 y dice lo contrario: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”.
Un apoyo a esta opinión proviene de una fuente poco probable. Mientras estaba en el exilio, Napoleón le preguntó a uno de sus generales: “¿Puede decirme quién era Jesucristo?” Al no escuchar respuesta, Napoleón dijo: “Yo te lo diré”. Luego relató acerca de muchos personajes, incluido él mismo, que habían fundado grandes imperios e inspirado a muchos a morir por su causa. Señaló que la lealtad hacia él y hacia otros líderes militares dependía en gran medida de su presencia y su fuerza personales. Cuando Napoleón les hablaba a los hombres, él encendía la llama de la devoción a sí mismos en sus corazones. Pero “sólo Jesús fundó su Imperio sobre el Amor”. Él continuó diciendo:
Solo Cristo ha logrado elevar la mente del hombre hacia lo Invisible, de modo tal que se vuelva insensible a las barreras del tiempo y el espacio … Todos los que creen sinceramente en Él, experimentan ese notable amor sobrenatural hacia Él. Este fenómeno es inexplicable: está completamente fuera del alcance de los poderes creativos del hombre. El tiempo, el gran destructor, es impotente para extinguir esta llama sagrada; el tiempo no puede agotar su fuerza ni poner límite a su alcance. (Liddon, Henry Parry, La divinidad de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, páginas 147-148, Scribner, Welford y Armstrong, Nueva York, Nueva York, 1869.)
Jesús no solo alcanzó al mundo a través del amor, sino que además él supo exactamente quién era él, mucho más claramente que cualquier otro hombre antes o después. Es natural suponer que esto le permitiría un manejo muy bueno de su misión. Pero incluso él tomó medidas para proteger esa misión y mantenerse enfocado. Si Jesús necesitaba hacer eso, ¿cómo podemos esperar emularlo sin implementar sus métodos?
La Lectura alternada incluye varias de las mejores prácticas empleadas por el Maestro. Algunas de estas pistas pueden parecernos triviales, pero si miramos debajo de la superficie, podemos cosechar algunos consejos importantes. El primer versículo del capítulo 8 del libro de Juan dice que Jesús fue al monte de los Olivos. ¿Por qué? Para encontrar un espacio tranquilo para orar. Esto le ayudó a prepararse para el día que se iniciaba.
Por la mañana temprano estaba listo para entrar al templo. The Biblical Illustrator, un comentario de 56 volúmenes del siglo XIX compilado por Joseph S. Exell, destaca varias cualidades que Jesús demostró en este simple acto. Habla de su valentía para entrar a un lugar donde, el día anterior, su vida había sido amenazada y habían tratado de arrestarlo. No se trataba de un valor bruto, sino de una profunda convicción del deber. Un maestro religioso debe estar preparado para afrontar los prejuicios y la resistencia de las masas. Jesús también encaraba su labor con profunda seriedad. Él se reservó tiempo para sí mismo, pero cuando llegaba el momento de trabajar, trabajó. No había nada de holgazán en él. También fue refrescantemente natural en su presentación. No tenía ninguna afectación. Él hablaba clara y honestamente desde su corazón y su propia experiencia.
Según varios comentaristas, también es significativo que Jesús se refirió a sí mismo como “la luz del mundo” en ese momento en particular. Era la fiesta de los tabernáculos, en conmemoración de los 40 años en el desierto durante los cuales Dios iluminó el camino del pueblo hebreo con una columna de fuego. Durante toda la fiesta había un gran candelabro que ardía brillantemente y se extinguía cuando terminaba la fiesta. Pero Jesús era una luz que nunca se apagaría. Jesús claramente implica que él es ahora esa luz, que guiaría a todos los hombres a un lugar seguro y revelaría la presencia de Dios siempre con ellos.
Los fariseos descartaron su mensaje diciendo que estaba dando testimonio de sí mismo. Jesús respondió que su Padre daba testimonio de él. Es interesante que los comentaristas piensen que Jesús mostró moderación al decirles a los fariseos que tenía muchas cosas que decir y juzgar sobre ellos. Algunos piensan que en lugar de exponer todos sus males (los de los fariseos), Jesús eligió hablar la verdad del amor y la gracia de Dios.
Tómate un tiempo para “leer entre las marcas de tiza” de las citas marcadas con tiza para esta Lección Bíblica y examina toda esta Lección más de cerca para obtener claves de cómo Jesús condujo su vida, y luego considera si alguna de esas prácticas podría serle útil. Después de todo, Jesús dijo que para ser sus discípulos, debemos continuar en su palabra y seguir su ejemplo.
Sección 1: Un enfoque consolador
Esta lección está llena de ejemplos de lo que significa practicar una vida santa. En Isaías 40: 1 (cita B1) Dios nos ordena que seamos agentes de consuelo, no de angustia.
¿Dirías tú que tus interacciones con la gente brindan consuelo o angustia? Para poder brindar consuelo a los demás, tenemos que estar en paz nosotros mismos. Hemos visto que Jesús se tomó el tiempo para prepararse para lo que podría tener que enfrentar a lo largo de su día. ¿Qué estás haciendo tú para consolar al mundo y a las personas con las que interactúas? ¿Apoyas a los necesitados, los animas y les das buen ánimo? El consuelo ha sido llamado “Un arte divino”. ¿Cómo te estás desempeñando como artista del consuelo?
Isaías 42: 1-4 (cita B2) habla del siervo de Dios. ¿Quién es el siervo de Dios? ¿Se refiere a Jesús? ¿O a un rey, o a uno de los profetas? ¿Alguna vez te has considerado un siervo de Dios? ¿Crees que ser un siervo de Dios puede ser una gran responsabilidad? ¿O que no sabes lo suficiente? ¿O que no eres lo suficientemente santo? ¿O que no tienes el tiempo o el talento para ese tipo de cosas? Bueno, según Isaías, Dios no te elige simplemente a ti y te deja para que te las arregles solo. Dios en realidad te brinda apoyo total. Dios te sostiene y te protege. Él te designa para Su propósito, por lo que debes tener la sabiduría para saber que tú puedes hacerlo. Dios no comete errores. Dios te concede y te dota del Espíritu y te da la sabiduría para juzgar correctamente. Todo esto te capacita para llevar fielmente Su mensaje divino al mundo.
Nota que el mensajero no hace un escándalo ni llama la atención sobre sí mismo. Solo las personas conflictivas y vanidosas causan un clamor en la calle, — queriendo ser escuchadas y atraer a una multitud. Pero el siervo de Dios confía en el poder del mensaje, más que en el volumen de su propia voz.
Otro aspecto del siervo es que está encargado de renovar incluso la fe más pequeña, más débil, más floja y quebrantada. La ilustración del pábilo humeante se refiere a la chispa más pequeña antes de que se apague una llama (nota: en los tiempos bíblicos los hogares israelitas se iluminaban con pequeñas lámparas de aceite. Un pabilo o mecha de fibras de lino flotaba en el aceite y daba luz a la casa). Tuve una ilustración de esto hace un tiempo cuando decidí aspirar con una aspiradora las cenizas en mi chimenea, restos de un fuego que tuvimos encendido la noche anterior. Había una gran pila de cenizas y no emitían humo ni calor. Así que comencé a pasar la aspiradora. Pero a medida que me adentraba más en la pila de cenizas, de repente, se encendió un fuego porque la ráfaga de aire sobre las cenizas en el interior más profundo de la pila devolvió a la vida esas ascuas más pequeñas. Para mí, esto ilustra que incluso si en la superficie parece que no hay fe en absoluto, en el fondo la fe se puede descubrir y reavivar. El verdadero siervo nunca se desanima porque él sabe que nada es imposible para Dios. El fracaso no es una opción.
En la superficie, Mateo 4:17 y 23 (cita B3) no nos parecen gran cosa, y casi parecen como rellenos introductorios. Pero según el comentario ya citado (The Biblical Illustrator), la predicación era en realidad un arte nuevo, que no existía en la época patriarcal ni en la tradición judía ni en la de los gentiles (o no judíos).
Tanto el mensaje de Jesús como sus métodos aportaron algo nuevo a la escena religiosa. Él habló abierta y extensamente. Pero las palabras no eran suficientes – él respaldó sus palabras con el poder sanador, haciendo de su mensaje algo muy superior a una agradable filosofía. La población en general no estaba muy segura de quién era Jesús, pero los milagros que hizo si eran muy convincentes para ellos. A pesar de la variedad de opiniones que tenían sobre Jesús, una cosa era segura. Como señala I Juan 5: 1 (cita B5), el verdadero creyente es “nacido de Dios”.
Mary Baker Eddy dice: “La divinidad de Cristo fue manifestada en la humanidad de Jesús” (CS 25:32 / cita C1). Yo entiendo que aquí la palabra “humanidad” no se refiere tanto a una condición física temporal como a un grado de pensamiento. Claramente, Jesús no era un bruto. Él expresó al hombre más elevado y fue el mejor ejemplo de humanidad. Jesús además fue el ungido — tanto que el Cristo, el Espíritu Santo, influyó en todo lo que dijo e hizo (CS 313: 2-8 / cita C2; CS 332: 19 / cita C3). ¿Hasta qué punto estás permitiendo que tus acciones sean influenciadas por el Cristo?
Sección 2: “¿Quién dicen los hombres que [soy]?”
Esta sección comienza con el primer mandamiento (Ex. 20: 3 / B6). Adam Clarke (c. 1760-1832) clarifica su intención:
“Este mandamiento prohíbe toda especie de idolatría mental y todo apego desmedido a las cosas terrenales y de los sentidos. Como Dios es la fuente de la felicidad, y ninguna criatura inteligente puede ser feliz sino a través de él, quien busca la felicidad en la criatura es necesariamente un idólatra; puesto que pone a la criatura en el lugar del Creador … ”
La total adhesión a este primer mandamiento fue quizás más plenamente realizada en Jesús que en cualquier otro que haya pisado el planeta. Si bien muchos aceptan que hay un solo Dios, incluso las personas de mentalidad más santa ocasionalmente son tentadas por, y sirven a, otros dioses de una forma u otra. Jesús, por otro lado, no solo sirvió a la idea de Dios, sino que realmente él encarnó la vida que no conocía a ningún otro Dios, lo que le valió el título de Hijo de Dios en cada momento de su vida.
Como señala Adam Clarke, la naturaleza humana es adorar a la criatura más que al Creador. En Mateo 16: 13-18 (cita B9), Jesús pregunta a sus discípulos de que manera el mundo estaba recibiendo su mensaje. Supongo que Jesús ya tenía una idea bastante clara de lo que pensaba la gente. Parece que la pregunta era más una forma de leer la temperatura sobre cómo sus propios discípulos estaban interiorizando y encarnando su mensaje.
No es inusual que la popularidad de Jesús creciera a medida que su poder sanador se hacía más conocido. Pero él no buscaba la popularidad. Él realmente amaba a la humanidad; y servir a los necesitados era parte de su misión cristiana. A pesar de las puras intenciones de Jesús, no todas las multitudes que lo seguían buscaban crecer espiritualmente. Ellos querían algo de él, más de lo que querían seguirle. Jesús podría haberlos llamado por esto o podría haberlos rechazado, pero incluso cuando estaba tratando de evitar las implacables multitudes, atendió con compasión sus necesidades. Esta es una prueba más de su inquebrantable adhesión a su misión.
Como se mencionó anteriormente, es poco probable que Jesús no supiera lo que la multitud pensaba de él. Es posible que cuando Jesús pregunta a sus discípulos acerca de la gente y luego acerca de su propia estimación de quién era él, estaba usando esto como un momento de enseñanza — dando a los discípulos tiempo para reflexionar sobre sus propios motivos para seguirlo. ¿Cuáles son tus motivos para seguir a Cristo y hasta qué punto lo sigues? ¿Lo haces porque se supone que debes hacerlo? ¿O tienes un deseo genuino? Algunas personas aman la idea de Dios y a Jesús, pero no están realmente interesadas en vivir la vida necesaria para seguirlo. ¿De verdad quieres seguirlo emulando y adoptando su ejemplo como si fuera tuyo propio?
Mary Baker Eddy nos dice: “Jesús estableció su iglesia y mantuvo su misión sobre el fundamento espiritual de la curación-Cristo” (CS 136: 1-2 / cita C6). Nota que hay una diferencia entre seguir credos y rituales y vivir una vida semejante al Cristo. Un comentarista señala que mirar un cuadro de un cielo es una representación limitada que difiere mucho de ver el cielo real. Tú miras un cuadro, pero sólo puedes experimentar el cielo. Así, los credos representan lo que enseñó Jesús, pero no son la enseñanza real. Jesús no enseñó reglas. Él enseñó a vivir. Jesús construyó el fundamento de su iglesia sobre la supremacía del Espíritu, no sobre credos. (138: 13-17 / cita C8).
De acuerdo con el Primer Mandamiento, los Científicos Cristianos no deifican a Jesús. Jesús no es Dios, sino el Hijo de Dios (361: 5-12 / cita C10). Este es un ejemplo de observar lo que Jesús realmente enseñó, en lugar de superponer una doctrina hecha por el hombre por encima de su enseñanza.
Sección 3: Jesús enseñó de una manera nueva
Los seguidores de Jesús no eran todos del mismo grupo demográfico. Había todo tipo de personas de diversos orígenes socioeconómicos, nacionales y religiosos. Algunos eran serios y otros, no tanto, pero de alguna manera, todos estaban respondiendo al llamado del Cristo. Jesús no discriminó. Él fue a todas las ciudades y pueblos y curó toda enfermedad y toda dolencia (Mat. 9:35 / cita B11). Mientras que la mayoría de los fariseos serían considerados detractores de Jesús, un hombre, Nicodemo, conocido por ser muy rico y fariseo, fue a ver a Jesús al amparo de la oscuridad (Juan 3: 1,2 / cita B12). Hay mucho más en la historia, pero en esta lección, el punto es que incluso este fariseo reconoce que Jesús debe haber venido de Dios porque nadie podría hacer los milagros que él hizo a menos que Dios estuviera con él.
Es interesante notar que Jesús no estaba realmente interesado en ir a la Fiesta de los Tabernáculos (Juan 7: 2 / cita B13). Pero su familia lo instaba a ir porque la fiesta requería que todos los hombres judíos asistieran a esta fiesta en particular. Y pensaron que era una gran oportunidad para que Jesús llegara a una gran audiencia. Sin embargo, Jesús no estaba ansioso por lidiar con eso, por lo que envió a la familia para ir delante. Ésta es una lección importante para nosotros. Nunca debemos sentirnos presionados a hacer algo solo porque otros piensan que es una buena idea. Jesús terminó yendo de todos modos, pero fue cuando él mismo sintió que estaba bien.
Jesús entró en la fiesta sin ser visto y se dirigió directamente al templo para enseñar (Juan 7: 14-18 / cita B13). Los judíos estaban asombrados porque Jesús no tenía una formación o educación formal. Tradicionalmente, los rabinos basaban su enseñanza en todos los trabajos anteriores de los eruditos que les precedieron. Pero la enseñanza de Jesús fue original.
Eso solo lo habría hecho sospechoso. Pero Jesús fue aún más lejos. Cuando los rabinos le dijeron que a sus ojos no tenía una posición previa reconocida, Jesús afirmó que no estaba enseñando de la doctrina de los hombres — Dios era su testigo. Es más, básicamente les dijo que solo aquellos que hicieran la voluntad de Dios reconocerían la validez de su enseñanza. Esto indirectamente implicaba que si los fariseos no lo entendían, no eran de Dios.
La autora de Ciencia y Salud destaca la paciente perseverancia de Jesús en su enseñanza (CS 136: 33-1 / cit. C12). Y como mencionamos anteriormente, ella señala que Jesús no enseñó un credo (CS 135: 25 / cita C13). Él estaba declarando y probando hechos espiritualmente científicos. Ella encontró prueba de la veracidad de las enseñanzas de Jesús en la curación que resulta de abrazar esa enseñanza. Jesús enseñó a sus seguidores — incluyéndonos a nosotros — a sanar a los enfermos también ellos (CS 271: 7 / cita C14). ¿Pero cómo?
Encontramos parte de la explicación en este conocido pasaje: “Jesús contemplaba en la Ciencia al hombre perfecto, que a él se le hacía aparente donde el hombre mortal y pecador se hace aparente a los mortales. En este hombre perfecto el Salvador veía la semejanza misma de Dios, y esta perspectiva correcta del hombre sanaba a los enfermos” (CS 476: 31-5 / cita C16). Ten en cuenta que Jesús no solo vio al hombre perfecto, sino que él estaba viendo como el hombre perfecto. Además, ten en cuenta que Jesús no veía mortales pecadores y enfermizos como perfectos, y luego ellos milagrosamente se encontraban curados. Él no estaba transformando mortales enfermos y pecadores en sanos y puros. Jesús, viendo como el hombre perfecto, estaba viendo como Dios ve. Desde el punto de vista de Dios, Jesús nunca vio a un mortal. Él solo vio al hombre perfecto de Dios. Por lo tanto, la curación tuvo lugar. Siguiendo su guía y ejemplo, también nosotros sanaremos.
Sección 4: Jesús ilumina el camino
Juan 12:44 (cita B14) nos dice que Jesús clamó y dijo: “El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió”.
El erudito bíblico John Gill (1697-1771) elabora:
“Clamó a gran voz para que se le oyera, y su audiencia no tuviera excusa; denota el interés de su mente, la vehemencia de su espíritu y esa franqueza y libertad con la que desempeñó su ministerio, al mostrar la naturaleza, excelencia y utilidad de creer en él, y las peligrosas consecuencias de la incredulidad … ”
Durante la Fiesta de los Tabernáculos, Jesús se refirió a él mismo como siendo la luz. Aquí nuevamente Jesús declara fervientemente su misión de traer luz a las tinieblas de la creencia mundial. Jesús les recordaba regularmente a sus discípulos la misión que él tenía, sin embargo, Tomás se comporta como si no supiera lo que Jesús estaba diciendo (Juan 14: 4-6 / cita B15). ¿Alguna vez nos encontramos haciendo eso? Especialmente, cuando consideramos asuntos espirituales, ¿con qué frecuencia nos encontramos haciendo una pregunta que ya ha sido respondida de varias formas?
Gill continúa esta explicación de este estado de oscuridad mental: “Los mismos elegidos de Dios, mientras están en un estado de falta de regeneración e incredulidad, están en la oscuridad; cuando Cristo los ilumina y les infunde la luz de la fe, ya no están en tinieblas; la oscuridad ha pasado, al menos en gran medida, y la luz verdadera brilla … ”
En la Biblia, la oscuridad es tanto figurada como literal, emocional y física. Bartimeo puede haber sido físicamente ciego, pero también representa a aquellos cuya visión espiritual está oscurecida (Marcos 10:46:52 / cita B16). El camino que salía de Jericó, según se describe, era una vía muy transitada. En ese sentido, Bartimeo se plantó donde no se lo podía perder. Es interesante que en un pasaje Jesús está pidiendo a la gente que preste atención a lo que él está diciendo, y aquí, Bartimeo, a su vez, clama a Jesús pidiendo ayuda.
Puede que haya muchas razones para que la multitud quisiera acallar a Bartimeo. Algunos podrían haber pensado que simplemente era molesto. Otros que no merecía ser escuchado. O, posiblemente, hubo algunos en la multitud a quienes no les gustó que llamaran a Jesús como el Hijo de David. O no querían reconocer la capacidad sanadora de Jesús.
Imagina que tú necesitas de oración ahora mismo. ¿No trata el mundo de mantenerte callado también a ti? Al decir: “¿Quién eres tú para pedirle esto a Dios? No eres nadie, solo un mendigo sin valor “. O, “Puedes orar todo lo que quieras, pero no te atrevas a empezar a dar la impresión de que la oración puede curarte. ¡Solo la medicina tiene derecho a hacer eso! ” ¿De qué otras formas la voz del mundo en tu cabeza trata de reprimir tus esfuerzos de oración por sanidad?
Bartimeo no se rinde. Grita aún más. Y Jesús lo escucha y le ordena que se acerque. Bartimeo no pierde un instante. Se levanta y arroja la raída prenda que representa su antigua forma de pensar y es sanado. Es más, sigue a Jesús en el camino.
Ese es un punto clave en esta curación. Bartimeo no se rinde e inmediatamente acepta la llamada para dejar su antigua forma de pensar. Tenemos que estar dispuestos a hacer eso también.
Jesús es, de hecho, “el Mostrador del camino, la Verdad y la Vida” (CS 288: 31 / cita C18). Nuestro libro de texto describe a Jesús como “el ideal individual de la Verdad” y de qué manera lo demostró a lo largo de toda su carrera (CS 30:19 / cita C19). Siendo la voz del bien, Jesús encarnó e impartió ese “divino mensaje de Dios a los hombres”. El poder de este mensaje disipa las “ilusiones de los sentidos” (CS 332: 9-17 / C20). Explicó y demostró lo que se necesita para escapar de los males de la creencia de la vida en la materia (CS 315: 33 / cita C21).
En una oración concisa, Ciencia y Salud nos brinda un camino muy simple para lograrlo por nosotros mismos. “Al estar el hombre verdadero unido a su Hacedor por medio de la Ciencia, los mortales sólo necesitan apartarse del pecado y perder de vista el yo mortal para encontrar el Cristo, el hombre verdadero y su relación con Dios, y para reconocer la filiación divina” (CS 315: 33 / cit. C21).
Dar la espalda al pecado y perder de vista la individualidad material es algo sencillo de decir, pero todo un desafío. Recuerda, apartarse del pecado no es cosa de una sola vez. No es como, “¡Haz esto y bingo! ¡Misión cumplida!” No, esta es una forma de vida continua. Requiere tanta constante atención e intención como la tuvo Jesús en su misión, así como la determinación de un Bartimeo.
La autora de Ciencia y Salud no se conformó con solo una parte del pastel. Ella lo quería todo. Las religiones tradicionales enfatizan el poder de Cristo para redimirnos del pecado, y ciertamente él lo hace cuando renunciamos a nuestra creencia en el pecado. Pero, Jesús también venció la enfermedad y la muerte, y esa también puede ser nuestra meta (CS 142: 4 / cita C22).
Sección 5: Jesús es el Maestro indiscutible
Mateo 23:10 (cita B17) nos dice que uno es [nuestro] Maestro, el Cristo.
Albert Barnes (1798-1870) explica, el significado literal de “maestro” es un líder o un guía — alguien que va delante de los demás y, por lo tanto, tiene el derecho de dirigir y controlar sus instrucciones. Todos tenemos maestros de un tipo u otro, pero Jesús es el maestro indiscutible de la vida y de la espiritualidad. Él “nos precedió” en todos los aspectos, y haríamos bien en honrar su instrucción como lo haríamos con cualquier otro maestro en sus respectivos campos de especialización.
Podríamos imaginar que si tuviéramos el gran privilegio de ser discípulos del Maestro, entenderíamos mucho más de lo que sabemos ahora. También podríamos suponer que aquellos que fueron sus discípulos tenían una ventaja considerable en la curación debido a su acceso a la instrucción personal de Jesús. De hecho, podríamos sentirnos realmente afortunados si uno de los estudiantes de Jesús nos enseñara. Pero incluso los discípulos, mientras Jesús todavía estaba con ellos, tuvieron dificultades. No era antinatural, para alguien necesitado, esperar que estos discípulos también tuvieran poder curativo. Pero, había un hombre con un hijo que tenía convulsiones violentas, que acudió a los discípulos en busca de ayuda, y los esfuerzos de los discípulos fueron inútiles. Cuando el hombre defendió su caso ante Jesús, su Maestro reprendió a los discípulos por ser incrédulos y perversos. Entonces, Jesús reprendió al espíritu maligno, y el niño fue sanado (Lucas 9: 38-43 / cita B 18)
Ciencia y Salud se refiere muchas veces a Jesús como el “Maestro” y enfatiza el hecho de que Jesús esperaba por completo que sus estudiantes sanaran. Jesús tuvo un notable historial de curaciones porque, como dijimos antes, vio al hombre como Dios lo ve — perfecto, espiritual, sano — el reflejo del Alma, Dios. Jesús no intentó corregir a un mortal imperfecto convirtiéndolo en un mortal perfecto. Jesús no vio a un mortal de ningún tipo. Vio al hombre como una idea espiritual perfecta — la idea de Dios.
También nosotros tenemos acceso a esta visión espiritual. Mary Baker Eddy, una sanadora notable por derecho propio, nos dice que “Dios sanará a los enfermos por medio del hombre, siempre que el hombre esté gobernado por Dios” (CS 495: 1-2 / cita C26) Nota que el hombre no está sanando los enfermos por medio de Dios. Dios esta sanando a los enfermos a través del hombre. Comienza con Dios. Por eso Jesús dijo que su doctrina no era propia. Dios es el primero. Nosotros somos el reflejo de Dios. Tenemos que ceñirnos a esta verdad, al enfrentarnos a toda la evidencia del sentido material que pretendiera oponerse a ella (CS 418: 5 / cita C27). Depende de nosotros tener la comprensión más pura que podamos de este Principio de curación divina. Pero tenemos que ser honestos en nuestras intenciones, sin motivos ocultos. A medida que vivimos genuina y auténticamente una vida de acuerdo con esos elevados ideales, también sanaremos a los enfermos. De hecho, se nos dice que es un deber y un privilegio de cada uno de nosotros, no importa cuán joven o viejo sea, seguir el ejemplo de nuestro Maestro en la medida que podamos (CS 37: 23-26 / cita C28). ¿Qué tal lo estamos haciendo en ese sentido? Escuchamos regularmente sobre la necesidad de mejores curaciones. Bueno, puede que amemos la idea de ser sanados, pero ¿estamos amando y viviendo lo que se necesita para llegar a ese punto? ¿Estamos siguiendo al Maestro?
Sección 6: ¿Qué vamos a hacer nosotros al respecto?
Muchos trataron de silenciar a Bartimeo, a los discípulos e incluso al mismo Jesús. Aunque Jesús no buscaba el reconocimiento público, él predicó y esperaba que nosotros también lo hiciéramos. ¿Cómo nos sentimos al compartir las buenas nuevas? En Juan 1:41 tenemos a Andrés compartiendo las nuevas con su hermano (Juan 1:41 / cita B19). Adam Clarke captura la exuberancia del discípulo:
“Estos discípulos, habiendo probado la buena palabra de Cristo, no estaban dispuestos a comer su pan solos, sino que fueron e invitaron a otros a participar con ellos. Así, el conocimiento del Cristo se difundió — unos invitaron a otros a venir y ver: Jesús los recibió a todos, y el número de discípulos aumentó, y los oyentes atentos eran innumerables.”
James Burton Coffman (1905-2006) menciona que la mayor contribución de Andrews fue su capacidad para reclutar a otros. “Reclutó a su propio hermano, Pedro; descubrió al muchacho de los panes de cebada y el pescado; y él, junto con Felipe, llevó a los griegos a Jesús; y, al menos en una ocasión, estuvo asociado con los “tres íntimos” en un encuentro privado con Jesús” (Marcos 13: 3). Todos tienen sus puntos fuertes. ¿Cómo puedes servir mejor a la Causa? ¿Qué tan confiados nos sentimos al compartir las buenas nuevas?
Aunque el entusiasmo público por Jesús y su misión varió, los discípulos fueron bastante consistentes. Jesús reforzó su fe con regularidad, pero una vez que presenciaron la resurrección, ellos quedaron completamente convencidos y predicaron con confianza dondequiera que fueran (I Juan 4:14 / B20). Multitudes vinieron para ser sanadas (Mat. 15:30 / B21). No había nada que estuviera más allá de la capacidad de Jesús para sanar, incluida la resurrección de los muertos. Dado que los evangelios solo registran extractos de una breve porción del ministerio de tres años de Jesús, debe haber habido incontables curaciones. Juan cerró su evangelio diciendo que el mundo no podría contener suficientes libros para registrar todo lo que Jesús hizo (Juan 20: 30,31 / B22).
Mary Baker Eddy señala con razón que Jesús era “el concepto humano más elevado del hombre perfecto” (CS 482: 19-23 / cita C29). Agrega que él era inseparable del Cristo, y esto le dio su poder incomparable sobre todas las condiciones materiales. Entonces ella nos lo explica directamente. Si deseamos seguir a Jesús, “debemos hacerlo en la forma señalada por Dios”. Ella nos dice: “Debemos abandonar el fundamento de los sistemas materiales, por muy honrados que sean por el tiempo, si queremos obtener el Cristo como nuestro único Salvador” (CS 326: 3-5, 13-15 / cita C30).
Jesús nos mostró el camino (CS 227: 23-24 / cita C31). ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para adoptar esa directiva? ¿Estás decidido a no saber nada más que a “Jesucristo y a éste glorificado”? (CS 200: 27 / cita C32) ¿Estás listo y dispuesto a seguir al Maestro?