¡Vive tu Acción de Gracias! ¡Abre la puerta de tu corazón a la gratitud!
Ideas de aplicación metafísica para la Lección Bíblica trimestral de la Ciencia Cristiana sobre:
“Acción de Gracias”
para la semana y el día de Acción de Gracias, 2021
Por Craig L. Ghislin, CS de Godfrey, IL
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Traducción libre de P.Kelly autorizada por W.Huff
¿Dirías que eres una persona agradecida?
Al principio de mi vida, aunque estaría agradecido por cosas y eventos específicos, solía tener dificultades para estar diariamente agradecido. Durante mis más de veinte años como capellán en la cárcel del condado, en las instalaciones de salud mental y en los hogares de convalecencia, se esperaba que proporcionáramos informes mensuales de nuestras actividades allí, incluidos los frutos. Como responsable del programa, recibía informes de los frutos de otros voluntarios y siempre me sorprendieron las pequeñas cosas por las que estaban agradecidos. En cambio, mis informes, por lo general, se centraban en lo que consideraba las demostraciones más impresionantes. Poco a poco, me di cuenta de que reservar mi gratitud para las grandes cosas estaba limitando mi reconocimiento de la eterna presencia de la bondad de Dios. Vi que estos otros voluntarios tenían una perspectiva global de la gratitud, y que yo me estaba perdiendo la plenitud de la gloria de Dios. Entonces, empecé a practicar más conscientemente la gratitud.
Si bien esto puede parecer obvio para muchos, como se señala en el Texto Áureo (Sal. 107: 8), el salmista enfatiza fuertemente la importancia de la gratitud consciente y constante.
La Lectura alternada (Sal. 106: 48; 107: 1, 9, 15, 20-22, 31, 35-38, 43) amplía la amplia gama de cosas por las que estar agradecido. Más que un catálogo de bendiciones, los versículos del salmista indican que no hay ninguna condición fuera del control de Dios. El cansancio, el hambre, el cautiverio, la enfermedad, el peligro, las hambrunas colectivas, la sequía — toda potencial necesidad humana es satisfecha mediante el Amor divino, y deberíamos estar agradecidos por ello
El teólogo Adam Clarke (c1760-1832) elabora el versículo final del Salmo:
El que es sabio, el que teme a Dios y considera la operación de su mano, observará, cuidará y guardará, estas cosas. Los esconderá en su corazón…. Se dará animo a sí mismo en el Señor, porque descubre que él es una fuente inagotable de bondad para los justos.
Sección 1: ¿Qué más podríamos desear?
En mi juventud, creo que una de las razones por las que me “desafiaron la gratitud” fue que tendía a imaginar que estaba en un lugar diferente al que estaba. Como niño y como adolescente, rara vez vivía el momento. Regularmente me imaginaba que era alguien famoso. Estaba tan ocupado imaginando que era otra persona, que realmente no estaba presente en el momento. ¿Cómo podría estar agradecido por el bien presente, si estaba viviendo gran parte de mi vida en una fantasía?
Supongo que no soy el único que ha tenido problemas con la gratitud. Quizás esa sea una de las razones por las que el salmista les recordaba tan a menudo a los hijos de Israel que practicaran el agradecimiento y la alabanza. El salmista nos recuerda que Dios es responsable de cada buen don que podamos imaginar, y que Él está cuidando de toda la creación en todo momento (cita B1 / Sal. 147: 7-9, 14, 15). Es notable que se les recuerde tanto a los jóvenes como a los mayores alabar a Dios (cita B2 / Sal. 148: 12, 13). Los jóvenes están tan a menudo soñando con el futuro, o están tan ocupados con lo que están haciendo, que se olvidan de estar agradecidos. Las personas mayores pueden estar preocupadas por el futuro o lamentando las oportunidades perdidas. Realmente no importa en qué etapa de la vida estemos, siempre hay algo que intenta obstruir nuestro reconocimiento de la bondad de Dios.
Pero el salmista nos asegura que “bueno es dar gracias al Señor” (cita B4 / Sal. 92: 1, 2, 4). El agradecimiento y la alabanza incrementan nuestra conciencia de la bondad de Dios y abren nuestros ojos a nuevas posibilidades. El profeta Isaías modeló el reconocimiento activo de las “misericordias” de Dios y vio el valor inestimable de darnos cuenta de que somos hijos de Dios (cita B5 / Isa. 63: 7, 16 2º tú, 19 (a;)).
Mary Baker Eddy está de acuerdo de todo corazón. Ella escribe: “¿Qué es la gratitud, sino una poderosa cámara oscura, algo que enfoca la luz donde el amor, el recuerdo y todo dentro del corazón humano está presente para manifestar la luz?” (La Primera Iglesia de Cristo, Científico y Miscelánea, Mary Baker Eddy, pág.164: 10).
La gratitud reconoce el bien presente [y de hecho prohíbe la ceguera hacia él]. ¿Qué más podemos pedir cuando reconocemos plenamente que Dios es el Amor mismo? (cita C1 / 6: 19-20). La primavera pasada estaba caminando en una reserva natural que estaba floreciendo con vida y belleza. Se me ocurrió que los árboles y las plantas simplemente eran lo que Dios hizo que fueran, y que Dios les estaba proporcionando todo lo que necesitaban para cumplir su propósito. Ese simple pensamiento me trajo una gran dosis de consuelo. Así como la luz del sol brilla imparcialmente sobre todo lo que toca, así el amoroso cuidado de Dios nos proporciona a cada uno de nosotros todo lo que necesitamos (cita C2 / 516: 11-18, 19-21).
La pregunta es: “¿Estamos agradecidos por ello?” Si es así, ¿cómo lo mostramos? (cita C3 / 3: 22). Los cristianos tienen un llamado especial a estar agradecidos. Están despiertos a las bendiciones que otros no notan. Se les enseña a buscar más allá del materialismo y a mirar profundamente en las bendiciones espirituales que permanecen inmunes a las cambiantes condiciones humanas (cita C5 / 15: 25-31). Aprendemos que el reconocimiento mediante palabras no es suficiente. La verdadera gratitud es una práctica.
Sección 2: ¿Medio lleno? ¿O medio vacío?
A pesar del hecho de que las Escrituras prometen abundantes bendiciones: plenitud, satisfacción y abundancia (cita B6 / Joel 2:21 alégrate, 24, 26), los Hijos de Israel tenían la costumbre de quejarse. Uno pensaría que al ser liberado de la esclavitud el pueblo se regocijaría, sin embargo, ellos murmuraron contra Moisés y Aarón (cita B8 / Éxodo 16: 2-4, 6, 7, 8, 11-15 35).
Después de varios cientos de años de esclavitud, se habían acostumbrado a que sus necesidades básicas fueran cubiertas. Aunque en el desierto tenían libertad, se quejaban de la falta de comida y deseaban volver a ser esclavos. Cuando estaban esclavizados, estaban acostumbrados a buscar sustento en sus captores, y en el desierto comenzaron a confiar en Moisés y Aarón para sus necesidades.
Su verdadera necesidad era aprender a confiar en Dios y estar agradecidos por el bien que tenían. ¿Por qué, después de 400 años de esclavitud, se quejaron cuando fueron libres? Podríamos decir que los Hijos de Israel eran personas del “vaso medio vacío”. Los discípulos de Jesús también tuvieron ese desafío. Ellos dudaban de su propia capacidad de curación, estaban convencidos de que nunca podrían alimentar a las multitudes. A menudo tenían miedo de las condiciones climáticas, así como de su estatus a los ojos de las autoridades, y tardaron en aceptar la resurrección. En resumen, a menudo tenían un punto de vista limitado a pesar de las numerosas y notables demostraciones que Jesús les había enseñado del poder de Dios.
En esta temporada de acción de gracias, tómate unos minutos para afinar tu perspectiva sobre la gratitud.
¿Te encuentras anhelando las “ollas de carne” de la vida material?
¿Tiendes a inclinarte hacia la visión negativa?
¿O mantienes la esperanza y la expectativa a pesar de las circunstancias?
Si entendemos que “el hombre es sostenido por Dios” (cita C6 / 530: 5-7), encontraremos que no tenemos nada de qué murmurar. Todos obtienen todo lo que necesitan. En momentos en que nuestra situación se ve mal y las respuestas no llegan, ¿tendemos a impacientarnos y a sentir que tenemos que hacer algo para poner en marcha el proceso de recuperación? Nuestro libro de texto nos advierte que no debemos “interferir con el gobierno de Dios imponiendo leyes de conceptos humanos erróneos” (cita 9 / 62: 22). Simplemente tenemos que confiar en que Dios sepa lo que Él está haciendo y dejar que así sea.
Mary Baker Eddy no se quejó ni se preocupó. Ella estaba segura de que eventualmente, todos entenderían el control supremo de Dios (cita C10 / 242: 4-6). Nuestro curso es seguir su ejemplo y aprender a “comprender la naturaleza de Dios” (cita C11 / 140: 7-12). ¿Qué tan bien lo estás haciendo tú en ese sentido?
Sección 3: La prueba de la curación
Si bien una cosa es olvidar estar agradecido por las pequeñas bendiciones, la ingratitud por las bendiciones más grandes parece difícil de comprender. Sin embargo, para nueve de los diez leprosos a los que Jesús limpió, ese fue exactamente el caso (cita B12 / Lucas 17: 12-19). En The Bridgeway Bible Commentary, Donald C. Flemming, señala que Jesús “… los envió al sacerdote, tal como lo requería la ley judía, pero ninguno de los judíos del grupo regresó para darle las gracias. El único que le agradeció fue un extranjero”. También señaló que los Hijos de Israel estaban bastante acostumbrados a tener un historial comparativamente favorable de ser bendecidos por Dios. Mientras que, para el extranjero, experimentar el poder sanador de Dios era algo nuevo.
Los teólogos modernos han sugerido que muchos cristianos del “Primer Mundo” también se han sentido muy cómodos. Sienten que tienen derecho a un mejor trato, un mejor servicio, una mejor salud y mejores condiciones de vida que los demás y, por lo tanto, son más propensos a olvidarse de ser agradecidos. Si todos los días son soleados y de buen tiempo, es posible que te sientas inclinado a darlo por sentado. ¿Estamos tan acostumbrados a que las cosas vayan bien que no reconocemos ni siquiera las bendiciones más grandes? Ninguno de nosotros lo haría a sabiendas, pero es una cuestión que vale la pena examinar. Si no reconocemos a Dios como la fuente de nuestras bendiciones, es probable que caigamos en la trampa de pensar que es nuestra propia inteligencia y resistencia las que son responsables de nuestras comodidades. En lugar de dejarnos llevar por nuestra propia importancia, estatura y constitución, debemos recordarnos que debemos hacer una pausa, y reconocer de conde realmente vienen nuestras bendiciones.
En esta sección, las citas de Ciencia y Salud nos recuerdan que todo desafío humano se supera mediante el poder de Dios. El Espíritu está constantemente bendiciendo al hombre, “pero el hombre no puede ‘decir de dónde viene’” (cita C14 / 78: 30). En la Ciencia Cristiana aprendemos que aplicar nuestro entendimiento de Dios a nuestros desafíos trae resultados sanadores (cita C15 / 342: 22-27). Estas son las mismas verdades que Jesús enseñó y demostró (cita C16 / 316: 8).
Con tanta abundancia de evidentes curaciones, ¿cómo no podemos estar agradecidos? La Descubridora de la Ciencia Cristiana escribe: “Lo que más necesitamos es la oración de ferviente deseo de crecer en la gracia, expresada en paciencia, mansedumbre, amor y buenas obras” (cita C18 / 4: 3-16). Continúa diciendo que la mejor manera de estar agradecido es personificar o encarnar los preceptos que Jesús enseñó. Así como mostramos nuestra gratitud por un regalo al usarlo, mostramos nuestra gratitud a Dios al seguir los mandamientos. La “adoración exterior” no es suficiente. Tenemos que encarnar el deseo de ser buenos.
Sección 4: La gratitud transformadora
Para el apóstol Pablo, dos de los principales atributos de un cristiano son el amor y el agradecimiento. De hecho, sin ellos, sintió que difícilmente podríamos llamarnos cristianos. En su carta a los Colosenses (ver cita B14 / Col. 3: 4, 12, 14, 15), enfatiza que cuando el Cristo entra en nuestras vidas, nuestras vidas manifiestan en forma correlativa la semejanza a Cristo. The Bridgeway Bible Commentary señala que a medida que Cristo se manifiesta en nosotros, descartamos todos nuestros viejos comportamientos habituales y nos vestimos de nuevos. El escribe:
“Los creyentes deben deshacerse de los viejos hábitos pecaminosos tal como se quitarían la ropa sucia. Deben adoptar nuevos buenos hábitos, así como se pondrían ropa limpia y fresca. Deben tener una nueva actitud, que piense en los demás antes de pensar en sí mismos. Es como si la nueva ‘ropa’ que acaban de ponerse estuviera unida por el amor, de modo que su apariencia es de genuina belleza e integridad “.
Uno de esos malos hábitos es olvidar estar agradecido, lo que equivale a dar a Dios por sentado. El tema de reemplazar los malos hábitos continúa en Efesios (cita B15 / Efesios 5: 2, 18-20). En contexto, se anima a los efesios a cambiar su hábito de llenarse de vino por llenarse del Espíritu. Además, en lugar de seguir con los movimientos exteriores de cantar himnos y alabanzas, se les recuerda que deben ir más allá de la repetición superficial y mecánica de las palabras, para conectarse realmente con su significado y sentir un agradecimiento sincero.
Por último, la Epístola a los Hebreos (cita B16 / Heb. 13:15, 25) señala que nuestra alabanza y agradecimiento deben ser continuos, no solo en los buenos tiempos. En la sección anterior, Ciencia y Salud nos dice que lo que más necesitamos es la “oración de ferviente deseo de crecer en la gracia” (cita C18 / 4: 3-16) y se nos lo recuerda nuevamente en este pasaje de Hebreos.
En el Léxico Griego-Inglés de Liddell & Scott, la definición de Xaris, (la palabra griega para gracia), se amplía para incluir al dador y al receptor. Por parte del Dador, la gracia incluye bondad y buena voluntad, y por parte del Receptor de esa buena voluntad, incluye agradecimiento y gratitud.
Siempre se ha esperado que los cristianos compartan libremente las verdades que aprenden al vivir, sanar y enseñar. La Descubridora de la Ciencia Cristiana esperaba lo mismo para sus estudiantes (cita C20 / 570: 13-17, 22-23). La gratitud abre la puerta y permite el espacio para que el Cristo sea manifestado en nuestra vida (cita C22 / 325: 10-15). Una vez que esto sucede, nos encontramos en consonancia con Cristo y reflejamos la presencia de Cristo como imagen de Dios.
Esta Lección concluye con nuestro libro de texto haciendo eco de las citas bíblicas con su llamado a la “vida espiritual y la bienaventuranza” (cita C23 / 264: 27-34). La gratitud abre la puerta al Cristo y el Cristo nos transforma. Al ser transformados, contemplamos las glorias de la creación de Dios.
Si has estado descuidando la gratitud en tu vida, puedes comenzar la práctica ahora mismo. Abre la puerta y permite que el Cristo entre en tu corazón. Si tu eres uno de los que ya están lleno de gratitud, que la práctica de la misma continúe expandiendo tu unidad con Cristo. ¡Y que todos estemos conscientes de la gloriosa bondad de la gracia de Dios en nuestras vidas y resonemos juntos en himnos de alabanza! ¡Amén!